El 16 de julio, el gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, denunció que las estructuras criminales que operan en Bello, municipio ubicado al norte del Valle de Aburrá, estarían torturando, asesinando y posteriormente arrojando los restos humanos a los cerdos. La noticia causó revuelo en medios de comunicación y ciudadanía y molestó fuertemente a la Policía Nacional de Colombia, lo que motivó que el 18 de julio viajara a la zona el director general de la institución para tratar de desvirtuar la denuncia y bajarle fuerza a su repercusión. El funcionario, en compañía de oficiales de inteligencia, estaría además haciendo lobby para que la alcaldesa de Bello y el gobernador de Antioquia se retractaran de las graves afirmaciones realizadas, propósito que no pudo lograr, puestos se mantuvieron firmes en sus aseveraciones.
Desde la ONG Corpades y Análisis Urbano notamos que el desconocimiento por parte del general Óscar Atehortúa es evidente; pareciera que sus subalternos no lo ponen al tanto de lo que está ocurriendo. La negación de los hechos por parte de la Policía no es asunto de ahora, los últimos cuatro comandantes de la Meval, antecesores del brigadier general Eliécer Camacho, han negado hasta la saciedad la existencia de las casas de tortura y pique y, por ende, la desaparición forzada en el Valle de Aburrá. Al parecer, lo han hecho para no dañar la «buena» percepción de seguridad que impulsaban en la ciudad metropolitana; en otras palabras, ocultar para no crear zozobra en la ciudadanía, desconociendo que las comunidades son las afectadas por esta práctica criminal.
En el consejo de seguridad realizado el 22 de julio, salió a flote la verdad, el municipio tiene 12 desapariciones en lo corrido del año, sin contar las que hay en el subregistro, ya que, como lo comunicó el gobernador, en Bello no se denuncia por miedo. Se notó a leguas que ni el lobby ni la falta de evidencias en la institución policial funcionaron y las verdades a medias cayeron por su propio peso.
Esperamos que la inteligencia de la Policía se compagine más con la Fiscalía para avanzar en una profunda investigación que devele lo que está ocurriendo.
Desde este medio les recordamos, además, que no es solo Bello el municipio que padece por las desapariciones forzadas y por que estén arrojando cuerpos a los cerdos, el 19 de marzo de este año, en el artículo titulado: «Quédense quietos y callados. No han visto nada». Casas de tortura y pique se mantienen en el Valle de Aburrá, denunciamos que en Medellín un joven fue desmembrado y algunas de sus partes arrojadas a una marranera. Bueno sería que la Policía leyera e investigara más las denuncias antes de salir a negar lo que ocurre.
Apunte Urbano: El director general de la Policía Nacional de Colombia y el director de inteligencia de la Dijín deberían leer este artículo que les muestra que la desaparición forzada en Bello no es un tema de actualidad: Aún no hay justicia en el crimen de lesa humanidad contra los Santiagos de Bello.