150.000 empresas cerrarían sus puertas: presidente de Fenalco

FECHA:

Jaime Alberto Cabal asegura que las cuarentenas totales “no son la solución” y señala que el Gobierno debe decretar una tercera emergencia económica.

Revista Semana: El país enfrenta el pico de la pandemia y se decretan nuevas cuarentenas en diferentes ciudades. ¿Qué evaluación hace Fenalco de esta coyuntura?

J.C.: Las cuarentenas son un retroceso frente a la luz que estábamos viendo al final del túnel. Es un reversazo con un impacto muy grande. Bogotá y el Valle de Aburrá generan el 33 por ciento del PIB nacional y habrá destrucción de empleo y del tejido empresarial. A veces se nos olvida la caída estruendosa de la economía en abril, que fue del 20 por ciento, o la tasa de desempleo, que llegó al 21,4 por ciento. Cuando veíamos reaperturas, volvemos a cuarentenas que van a generar hambre. Esto no quiere decir que desconozcamos el contagio, pero los cierres absolutos ya no son la solución. En muchas ciudades del mundo hubo confinamientos más específicos y con inteligencia a la hora de cercar el virus. El deporte nacional hasta hace poco era ser técnico de la selección Colombia y ahora es opinar sobre la covid-19, y pareciera que solo los epidemiólogos tienen la razón. ¿Dónde están los aportes de los economistas, los psicólogos y los profesionales de otras disciplinas que también pueden aportar soluciones? El problema de la covid-19 es latente, pero de la salud del empleo y de las empresas no se preocupan los demás.

Semana: Pero el aislamiento es una de las principales soluciones para evitar la propagación del virus. ¿Entonces qué propone el gremio?

J.C.: Colombia fue uno de los países que más temprano cerró, el pasado 20 de marzo. Estamos hablando de cuatro meses y ahora nos vinimos a dar cuenta de que la preparación en salud no fue tan organizada ni planificada. Y no solamente en cuanto a ventiladores, sino al recurso humano especializado que se necesita. Por ejemplo, lo que le planteamos a la Alcaldía de Bogotá fue cerrar UPZ (grupos puntuales de barrios), pero no las localidades enteras. Eso, en la práctica, es un cierre total.

Semana: ¿Cuántos establecimientos han cerrado en el país por la pandemia?

J.C.: A principios de junio la cifra era de 82.000 negocios que habían cerrado definitivamente sus puertas. Sin embargo, para esa misma fecha, unas 300.000 empresas estaban pensando en el cierre o en entrar en insolvencia. Las estadísticas sectoriales del Dane revelan que el comercio fue el sector que más perdió empleo en mayo. En total fueron 910.000 trabajadores. A esa cifra se le deben sumar 1.700.000 empleos perdidos entre marzo y abril. Es grave y hay que tener en cuenta que el comercio genera el 29,1 por ciento del empleo urbano del país. Lo más lamentable es que estamos hablando de pequeñas y medianas empresas en sectores que continúan cerrados. Son restaurantes, bares, empresas de la economía naranja, del sector de la cultura y el arte, papelerías, tiendas de barrio, ferreterías, almacenes de repuestos, peluquerías, etcétera.

Semana: Después de un segundo trimestre complicado para los comerciantes, muchos habían puesto sus esperanzas en el tercer trimestre. ¿Cree que pueden cumplir esas expectativas?

J.C.: El panorama es muy pesimista. El Fondo Monetario Internacional se quedó corto cuando calculó que la economía colombiana va a caer 7,9 por ciento este año. Un país sin transporte aéreo, totalmente incomunicado, no tiene futuro económico. Eso está pasando hoy en Colombia.

Semana: ¿Qué hacer ante este escenario tan crítico?

J.C.: Hay que desarrollar planes de choque exclusivos para salvar el comercio, el turismo y las actividades culturales, es decir, las industrias que siguen cerradas. También hay que pensar en un gran fondo para reconstruir el sector empresarial y el empleo. En el comercio, si no hay una expectativa de apertura de aquí a agosto, podríamos estar hablando de 150.000 empresas que tendrían que cerrar sus puertas. Eso equivale al 10 por ciento del tejido empresarial colombiano. Además, podrían perderse 2,5 millones de empleos a finales de año y la tasa de desempleo podría fácilmente pasar del 21,4 al 25 o al 27 por ciento. Así mismo, la economía podría caer en 8 o 9 por ciento.

Semana: ¿Qué balance hace del comercio electrónico?

J.C.: Si algún tema develó la pandemia fue la necesidad de profundizar en la innovación tecnológica y la digitalización de las empresas. Colombia necesita tener un canal de comercio electrónico fortalecido. Hoy, a través del e-commerce, se hace el 25 por ciento de las ventas que se logran presencialmente. Se trata de una cifra pequeña, no es rentable, y eso se ve por ejemplo en el caso de los restaurantes. Sin embargo, cada dos semanas viene creciendo de forma significativa el comercio electrónico. En el primer día sin IVA, se vendió 10 veces más por estas plataformas que en un día normal. En el segundo día sin IVA fue 18 veces más. Eso quiere decir que el consumidor aprendió a manejar las plataformas y hay confianza.

Semana: A propósito, ¿esas jornadas sin IVA han servido?

J.C.: Claro que sí. Fue bueno para los comerciantes, pues se generaron recursos de caja que permitieron rotar inventarios, pagar obligaciones atrasadas como arrendamientos, impuestos o contratar personas. Fue bueno para el Gobierno porque ese sacrificio fiscal fue compensado con un incremento en la facturación de los productos que no tenían exención de IVA. Es decir, que el Gobierno sacrificó una porción muy pequeña del recaudo, que podría ser de 220.000 millones de pesos, pero hubo una facturación de cerca de 9 billones de pesos que generará un recaudo importante en IVA. Fue un gana-gana para todos.

Semana: ¿Qué le piden los comerciantes al presidente Iván Duque?

J.C.: Debo reconocer todos los esfuerzos que ha hecho el Gobierno, pero son insuficientes frente a lo que estamos viviendo. Por eso, vamos a proponer la extensión del subsidio a la nómina hasta el 31 de diciembre para las empresas que continúan cerradas. También se necesita que se amplíe hasta esa misma fecha un decreto de arrendamiento de locales comerciales para propiciar arreglos entre arrendatarios y arrendadores. Un país sin empleo está sometido a la pobreza y a situaciones sociales y de inseguridad muy complicadas. También consideramos que la reapertura del transporte aéreo no debe quedar en manos de los alcaldes, sino que debe ser manejada directamente por el Gobierno.

Semana: ¿Van a proponer que haya exenciones de IVA para estimular el consumo en sectores puntuales de la economía?

J.C.: Sí. La idea es que esos incentivos se dirijan, por ejemplo, al sector de los vehículos, es decir, que exista una gran jornada sin IVA para que las personas puedan comprar carros. Lo mismo en el caso de la industria textil y de calzado. Eso contribuye a jalonar el comercio y la industria nacional.

Semana: Fenalco respalda una reforma laboral que apunte a la contratación formal por horas. ¿Cuáles son sus argumentos?

J.C.: Es urgente permitir que el país no tenga obstáculos estructurales para generar trabajo. El empleo perdido no es fácil de recuperar. El país se demoró ocho años en recuperarse de la crisis de desempleo de 1999 y eso se debe a la rigidez de nuestra legislación laboral. Con la situación actual, hay que pensar en la contratación por horas y en el salario integral por horas con prestaciones sociales. Los que cuestionan esta figura es porque trabajan sin problema y no piensan en las personas que están en las calles y en los informales. No han aportado propuestas para ver cómo el país sale de su problema más grande, que es el desempleo. Esta propuesta, precisamente, es para contratar a desempleados e informales.

Semana: ¿Y apoyarían al Gobierno en una reforma tributaria?

J.C.: Los economistas hablan de una reforma tributaria para generarle recursos al Estado, pero no hablan del adelgazamiento del Estado para ahorrar costos. En este momento no hay una empresa que aguante una reforma tributaria, pero sí hay un Estado que aguanta un adelgazamiento y un menor tamaño para ahorrarse unos costos fiscales que hoy son enormes. Del presupuesto nacional, estamos hablando que se destina el 78 por ciento para el funcionamiento y el resto para inversión. Hay que ir pensando en el adelgazamiento de la estructura del Estado, y no solo a nivel nacional, sino en los municipios, departamentos y en el plano internacional.

Semana: ¿Cuánto ha dejado de vender el comercio en el país por la pandemia?

J.C.: Una cifra acumulada no cabe en ninguna calculadora, pero la cifra son unos 278.000 millones de pesos diarios. El Gobierno ha ayudado en asuntos laborales, ahorros tributarios y líneas de financiación, pero ante esta nueva situación va a tener que pensar en una tercera emergencia económica.

Tomado de Revista Semana

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