La desaparición forzada es una de las prácticas más violentas que usan los grupos armados para generar terror en la comunidad y así obtener el control de los territorios. En el 2021, aumentó este delito en Antioquia.
Por: Yurany Alzate ( @yuranyAlzate1 )
Colombia, 25 diciembre de 2021.- Antioquia continúa siendo uno de los departamentos más violentos del país. Según el Instituto Popular de Capacitación (IPC), la situación de los derechos humanos en esta zona de Colombia es preocupante. El balance que presentaron sobre el panorama en Antioquia, con corte al 31 de octubre de 2021, indica, por ejemplo, que se han registrado 578 personas desaparecidas, 216 corresponden a mujeres y 363 a hombres.
44 de ellas aparecieron muertas, 284 vivas y el resto aún no se sabe nada. Es decir, hay 250 seres amados a los que sus familias esperan en los hogares.
LEER
Los municipios con más casos de desaparecidos en Antioquia son: Caucasia (19), Rionegro (16), San Pedro de los Milagros (5), Cáceres (5), Guarne (5) y Remedios (5), sin contar el Valle de Aburrá que es la subregión con más casos: 318; le sigue el Oriente antioqueño y nuevamente Bajo Cauca, una subregión donde la situación de derechos humanos no mejora y permanece con unos niveles de violencia que pueden considerarse estructurales, afirman desde el IPC.
Es importante resaltar que el número de personas desaparecidas este año aumentó con respecto al año pasado. Esa cifra evidencia el recrudecimiento de la violencia en tres escenarios, indican. El primero, habla de dificultades en la implementación de los acuerdos de paz en los territorios donde persiste la intensificación del conflicto. El segundo es la presencia de grupos delincuenciales del Valle de Aburrá en subregiones como el Oriente y el Suroeste. El tercero es la permanencia de grupos armados en el territorio.
Asimismo, afirman que uno de los principales grupos responsable de las desapariciones forzadas en Antioquia son las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), denominadas Clan del Golfo por el Estado. A pesar de la entrega voluntaria de su máximo jefe, alias Otoniel, continúa adquiriendo poder y ejerciendo prácticas violentas contra la comunidad con el objetivo de tener el control de la zona.
La desaparición forzada es el peor de los delitos, dicen algunos defensores de derechos humanos, porque la zozobra nunca termina, dicen, y desafortunadamente es una práctica que los grupos armados al margen de la ley continúan ejerciendo en los territorios antioqueños para demostrar que tienen poder y que son ellos los que llevan el control.