Dubái, 10 dic- Un total de 34 países se han unido a la iniciativa Desafío del Agua Adulce (Freshwater Challenge), que suma así 40 socios y cuyo principal objetivo es restaurar, de aquí a 2030, hasta 300.000 kilómetros de ríos y 350 millones de hectáreas de humedales degradados, así como proteger estos «vitales» ecosistemas.
Promovida por Colombia, República Democrática del Congo, Ecuador, Gabón, México y Zambia durante la Conferencia de la ONU de Nueva York de 2023, se trata, según sus impulsores, de la iniciativa más grande del mundo para restaurar ríos, lagos y humedales.
En la Cumbre del Clima de Dubái (COOP28) se han sumado más países: Brasil, Burkina Faso, Camboya, Canadá, Chad, Chile, República Dominicana, El Salvador, Fiji, Francia, Finlandia, Alemania, Irak, Kenia, Liberia, Malawi, Malí, Mauritania, Mozambique, Nepal, Países Bajos, Níger, Noruega, Perú, República del Congo, Senegal, Eslovenia, España, Tayikistán, Tanzania, Emiratos Árabes Unidos, Uganda, Reino Unido y Estados Unidos.
En conjunto, los países adheridos a esta iniciativa concentran más del 30 % de los recursos renovables de agua dulce del mundo y albergan a más de 1.500 millones de personas.
Freshwater Challenge tiene como objetivo garantizar que se restaurarán 300.000 kilómetros de ríos degradados, el equivalente a más de siete veces la vuelta a la Tierra, y 350 millones de hectáreas de humedales degradados, un área más grande que la India, además del compromiso de que estos ecosistemas se mantendrán «intactos».
¿Por qué proteger ríos, lagos y humedales?
Los ecosistemas de agua dulce saludables son fundamentales para mitigar el cambio climático y adaptarse a él y son además la base de un futuro resiliente al agua, mientras que las turberas son el mayor depósito de carbono terrestre del mundo, según la misma fuente.
Además, los sedimentos de los ríos depositados en el fondo del mar también pueden secuestrar grandes cantidades de carbono y las llanuras aluviales conectadas y los humedales saludables pueden reducir el impacto de las inundaciones extremas y generar resiliencia ante sequías cada vez mayores.
Del flujo de sedimentos de los ríos también dependen para sobrevivir los manglares, ecosistemas que ayudan a proteger a las comunidades costeras de las marejadas ciclónicas.
Los deltas densamente poblados y ricos en agricultura, dependen igualmente del flujo de agua, los nutrientes y los sedimentos río abajo para limitar la intrusión de agua salada, ser fértiles y mantenerse por encima del nivel del mar.
Sin embargo, un tercio de los humedales del mundo se ha perdido en los últimos 50 años y «los estamos perdiendo más rápido que los bosques», mientras que los ríos y lagos son los ecosistemas más degradados del mundo y el cambio climático exacerba las amenazas.
Seguridad hídrica
Además de acelerar la acción climática, restaurar y proteger ecosistemas de agua dulce saludables, Freshwater Challenge también impulsará la seguridad hídrica, alimentaria y energética, mejorará la paz y la estabilidad, revertirá la pérdida de naturaleza e impulsará el desarrollo sostenible.
Según la misma fuente, la mitad de la población mundial, 4.000 millones de personas, sufre una grave escasez de agua al menos un mes al año y 2.300 millones de personas viven en países con este problema.
En el marco de la iniciativa, los gobiernos y sus socios crearán conjuntamente soluciones de agua dulce con los pueblos indígenas, las comunidades locales y otras partes interesadas, incluido el sector privado.
En este sentido, han expresado su apoyo a la alianza compañías como AB InBev (la mayor cervecera del mundo) o IKEA (gigante sueco de muebles y decoración) y organizaciones como Conservación Internacional, Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (UICN), Wetlands International o la OCDE.EFE.