Caracas, 26 octubre.- Los restos del médico venezolano José Gregorio Hernández, cuya beatificación fue autorizada por el papa Francisco y tiene miles de fervorosos devotos en América Latina, fueron exhumados este lunes en una ceremonia solemne celebrada en Caracas como parte de los requisitos exigidos por El Vaticano.
La ceremonia estuvo encabezada por el cardenal venezolano Baltazar Porras, quien dio la orden de sacar los restos del considerado «médico de los pobres», inhumado en 1975 en la céntrica iglesia de Nuestra Señora de La Candelaria de Caracas.
«Señores, procedan a la exhumación de los restos mortales del venerable siervo de Dios, doctor José Gregorio Hernández Cisneros», dijo el cardenal Porras como inicio del protocolo.
UN PROCESO BAJO SUPERVISIÓN DEL CARDENAL
De ese modo, los operarios, supervisados en todo momento por el purpurado, se dirigieron al sepulcro del futuro beato, cuyos restos fueron trasladados a esta iglesia en 1975 tras una primera exhumación del Cementerio General Sur, en Caracas, donde fue enterrado inicialmente hace 101 años.
Minutos antes, había tomado juramento a Antonio Castillo, quien en 1975 era el jefe civil de la Nuestra Señora de La Candelaria y estuvo presente en 1975 cuando se depositaron los restos de José Gregorio Hernández en el lugar en que reposan.
Castillo juró que los restos que se encuentran en la tumba situada al inicio del templo son los del futuro beato.
Los trabajadores contratados para tal efecto se dirigieron a la tumba, sencilla y bajo una foto de José Gregorio Hernández con su bata de médico.
Sacaron el pequeño ataúd que contiene los restos del médico, con un relieve inspirado en el poema «Píntame angelitos negros», bajo la supervisión del cardenal, y mientras sonaba música popular venezolana, décimas en honor a José Gregorio Hernández y un aguinaldo.
Tras sacar su ataúd, lo llevaron en procesión hasta el altar mayor de la iglesia mientras los asistentes entonaban un himno litúrgico.
UNA PRIMERA INSPECCIÓN
En el altar mayor de la iglesia, el cardenal Porras cortó las cintas y el precinto del ataúd, dio la bendición a los restos y, posteriormente, cuatro médicos con bata blanca hicieron un primer examen superficial.
Posteriormente, el nuncio Aldo Giordano rindió honores al sepulcro y celebró que, desde que llegó a Venezuela, ha podido «ver el gran amor del pueblo (…) en todos los rincones con el doctor José Gregorio Hernández».
«Quiero, en nombre del pueblo de Venezuela y de los pueblos del mundo, aquí representados por sus embajadores, agradecer al papa Francisco por el gran regalo de la beatificación de nuestro doctor de los pobres», dijo Giordano.
Una vez exhumados los restos, comenzará a trabajar el equipo médico y forense durante «por lo menos dos días más» para seguir «el protocolo y el examen médico para la conservación de los restos», según explicó Porras.
También «sacarán reliquias» antes de presentar un informe final el próximo sábado, que será enviado a El Vaticano.
Una vez concluido todo el proceso, el cardenal mostró su esperanza de que se pueda «fijar la fecha de beatificación» que espera que sea «a mediados del mes de abril» de 2021, es decir, «una o dos semanas después de semana santa».
ESPERA UN MILLÓN DE PERSONAS PARA LA BEATIFICACIÓN
Para entonces, mostró sus esperanzas de que haya terminado la pandemia de la covid-19, así como la escasez de gasolina que vive Venezuela y, de ese modo, puedan acudir al acto «más de un millón de personas».
El futuro beato, que murió atropellado en Caracas hace casi 101 años, se ganó su halo de santidad tanto en Venezuela como en los países del entorno por su labor en pro de los más desfavorecidos y sus reivindicaciones para reclamar más atención de los gobiernos hacia las regiones de interior de Venezuela.
Por eso, ya es considerado un santo entre los más humildes de Venezuela y buena parte de la América andina, donde se le atribuyen numerosos milagros y donde los feligreses piden hace años su intervención para curarse de todo tipo de problemas médicos.