Casa Diversa: un lugar de resistencia LGBT en la Comuna 8 de Medellín

FECHA:

Tras ataques recurrentes y violencias, un grupo de hormigas doradas tuvieron que huir de su hábitat natural por el miedo. Llegaron a un hormiguero donde no fueron bienvenidas por las otras hormigas. Sufrieron de discriminación y hasta ataques físicos, pero como no tenían más alternativa, decidieron quedarse.

Mientras esto pasaba, una hormiga alada se dio cuenta de que algo andaba mal, porque todas merecían ser aceptadas y respetadas, sin importar sus diferencias. Como la situación se iba complicando cada vez más, la hormiga alada decidió buscar una cueva y adecuarla para que las hormigas que alguna vez habían sido discriminadas, atacadas o heridas por ser diferentes a las otras, tuvieran un lugar seguro para refugiarse. ¿Cómo lo logró?

Así comienza la séptima fábula de esta nueva temporada de “¡De Otra Manera!», llamada “Un refugio para todos”. Esta fábula está inspirada en el proceso de liderazgo de la Mesa LGBT de la Comuna 8 de Medellín, hasta consolidar el colectivo Casa Diversa, que fue el primer colectivo LGBT sujeto de Reparación Colectiva en Colombia. Pero para llegar ahí pasaron por un proceso largo y un camino labrado por la violencia que dejó muchas heridas.

Desde comienzos de los años 2000, los grupos armados ilegales con influencia en la zona centroriental de Medellín, especialmente grupos paramilitares y bandas criminales, comenzaron a intimidar y estigmatizar a las personas LGBT que habitaban la zona. Esto se agravó cuando a ellos se les prohibió salir a las calles, atender a eventos públicos y, además, fueron víctimas de ataques físicos, desplazamiento forzado y violencia sexual.

Con este panorama de violencia que cada vez arrinconaba a las personas LGBT, John Restrepo, uno de los líderes LGBT de la región decidió que no podían callar más y en 2006 junto a otros habitantes de la Comuna se reunieron y conformaron la Mesa LGBT, que fue la semilla de Casa Diversa. Empezaron 12 integrantes y en su mejor momento llegaron a ser 33. Construyeron ladrillo a ladrillo la sede de la Casa, pintaron las paredes con los materiales que les donaban, eso sí no podían faltar los seis colores de la bandera LGBT. Siempre multicolor y recordando su lucha.

En la Mesa era bienvenida la diversidad. Tenían adolescentes, mujeres, hombres, afros. Tenían las puertas abiertas a todos y todas. “Ese fue siempre nuestro accionar” asegura Jhon Restrepo uno de los líderes LGBT y quienes encabezan el proceso de la Mesa. “Casa Diversa no solo es una casa LGBT, es la casa de todas y todos. Estamos en un territorio donde, por ejemplo, la mayoría de la población es afro. Entonces nuestras acciones han sido interseccionales: hablamos de vivienda, de salud, de educación, pero no sólo para personas LGBT, sino en general”, añadió.

En Villa Hermosa, la Mesa empezó a ser más visible y a tener incidencia social. Con tal protagonismo, lamentablemente, no cesaban los ataques y las amenazas contra los miembros de la Casa Diversa continuaban. Y es que por aquel entonces muchos barrios de Medellín se convirtieron en epicentros de batallas, violencia sicarial, y disputas entre grupos armados ilegales.

“Luego de la desmovilización de diferentes frentes y bloques de las Autodefensas Unidas de Colombia en 2005, fueron los grupos postdesmovilización que entraron a regular los barrios de la ladera de Medellín. Entre ellos Los Paisas o La Oficina, conformados a partir de las antiguas milicias coordinadas por Don Berna. Así como los Urabeños, también conocidos como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, Clan del Golfo o Clan Úsuga, quienes bajo el mando de “Don Mario”, lograron atemorizar las regiones del bajo y Medio Atrato, en Chocó, y el departamento de Antioquia. Se estima que el número de miembros (de los grupos ilegales) pasaron a ser 1.120 en 2010 a 3.000 en 2016”, relata el informe Un parche que resiste de Colombia Diversa, en el que se recopila la historia de violencia y de resistencia de la Mesa LGBT en la capital antioqueña.

La diversidad, entonces, estaba amenazada por las armas y el odio. Durante la época de 2011 a 2014, al menos 131 personas con orientaciones o identidades de género diversas fueron asesinadas en Antioquia. De estos, al menos El 78 % fueron cometidos en Medellín. Asimismo, durante este periodo, también asegura el informe, se presentaron el mayor número de amenazas y hechos violentos documentados. Por ejemplo, en 2014, dos jóvenes trans que se dedicaban a la prostitución fueron asesinadas dentro de hoteles en el centro de la ciudad y una tercera, fue asesinada frente a una peluquería.

Durante este lapso, la violencia se recrudeció a tal punto que los líderes de la Mesa ya no podían salir solos a las calles. Les tocaba andar de a grupos de 30, cuenta Jhon Restrepo, uno de los líderes y fundadores de Casa Diversa. Las amenazas, muchas de ellas de muerte, y los atentados sembraron el miedo en los integrantes de la Mesa LGBT y en su proceso de liderazgo. De hecho en agosto de 2011, John, quien ha sido el miembro más visible del colectivo, recibió intimidaciones diciéndole que “le iban a mochar la cabeza”.

Fue tal el terror que se sintieron en aquella época que al menos cuatro líderes sociales LGBT de la zona tuvieron que desplazarse y salir huyendo de Medellín. Esto frenó durante al menos dos años los procesos comunitarios que adelantaba la Mesa. Sin embargo, en 2014, retomaron sus labores y con el apoyo del Centro Nacional de Memoria Histórica, la Misión de Apoyo al proceso de Paz en Colombia de la Organización de Estados Americanos (MAPP-OEA) y Colombia Diversa, buscó a la Unidad de Víctimas para que reconociera el daño que sufrieron sus integrantes a causa de la violencia.

Dos años después, en enero 2016, marcaron un hito a nivel nacional: fueron reconocidos como Sujetos de Reparación Colectiva y lograron que la Unidad para las Víctimas reconociera que habían sufrido la violencia de manera diferencial a causa de sus orientaciones sexuales e identidades de género diversas; es decir, por ser lesbianas, gais, bisexuales o trans.

Durante casi 20 años Casa Diversa le ha abierto sus puertas a aquellas personas que la violencia, la estigmatización y el odio han querido borrar. Como Yuli Gutiérrez, una de las integrantes de Casa Diversa, que asegura es “un lugar donde todos podamos ser lo que queremos ser”. Sin embargo, los ataques contra ellos continúan, de hecho, en marzo de este año, John Restrepo fue víctima de otro atentado en su contra, y el colectivo ha sido enfático solicitando que se refuercen medidas de seguridad y protección, así como de garantías de no repetición para las víctimas LGBT.

Tomado de El Espectador

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