La pandemia hundió a Brasil en recesión y superarla exigirá reformas, dice la OCDE

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Río de Janeiro, 16 diciembre.- La pandemia del coronavirus provocó «mucho sufrimiento humano» y hundió la economía de Brasil en una «profunda recesión», y la recuperación exigirá amplias reformas y la adopción de un nuevo modelo de desarrollo, aseguró la OCDE en su informe anual sobre la mayor economía suramericana.

«Una recuperación de la recesión fuerte e incluyente exigirá mejorías duraderas en las políticas económicas», según el informe sobre la economía brasileña en 2020 que la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) divulgó este miércoles.

El informe fue presentado en una rueda de prensa virtual por el secretario de la OCDE, el mexicano Angel Gurría, y el ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, uno de los principales defensores de la adhesión de Brasil como miembro pleno a la organización que reúne las economías más desarrolladas del mundo.

De acuerdo con las proyecciones de la OCDE, el producto interior bruto (PIB) de Brasil se contraerá un histórico 5,0 % en 2020 como consecuencia de la pandemia y la recuperación será lenta ya que para 2021 sólo se prevé un crecimiento del 2,6 % y para 2022 del 2,2 %.

«La pandemia revirtió la lenta recuperación que Brasil venía experimentando tras la última recesión y hundió la economía en otra recesión aún más profunda», aseguró la OCDE al recordar la histórica crisis que Brasil sufrió en 2015 y 2016, cuando su PIB retrocedió cerca de siete puntos porcentuales.

«El consumo y la inversión nacionales disminuyeron a medida que millones perdieron sus medios de vida», agrega el informe al citar los efectos de las medidas de distanciamiento social que paralizaron las actividades económicas por varios meses.

Según la OCDE, Brasil terminará 2020 con una caída del consumo del 6,2 % y una caída de la inversión del 5,2 %, así como con una histórica tasa de desempleo del 13,6 %, que seguirá subiendo en 2021 (16,0 %) y solo comenzará a ceder en 2022 (15,0 %).

El estudio afirma que el Gobierno respondió inicialmente con una adecuada política por la que distribuyó subsidios para ayudar a cerca de 60 millones de informales, desempleados y pobres a mitigar los efectos de la pandemia.

«Estas políticas respondieron de manera oportuna y decisiva al brindar apoyo a los ingresos de millones de brasileños, financiar el trabajo de corta duración, facilitar la expansión del crédito, posponer los impuestos y anticipar los desembolsos de los beneficios», afirmó el organismo.

PERSPECTIVAS DE CORTO PLAZO DEPENDERAN DE FIN DE LA PANDEMIA

La OCDE admite que las perspectivas a corto plazo dependerán de la situación sanitaria en un país que se convirtió en uno de los más afectados en el mundo por la pandemia, con cerca de 182.000 muertes y siete millones de contagios.

Pero una recuperación sustentable y con fuerza exigirá, según la OCDE, mejorar significativamente los resultados fiscales del país, perfeccionar las políticas de protección social, mantener la agenda de reformas estructurales de la economía e impulsar un nuevo modelo de desarrollo que se base más en el aumento de la productividad que en el aumento de la masa trabajadora y consumidora.

«Mejorar los resultados fiscales sigue siendo uno de los principales desafíos de Brasil, dado el nivel de la deuda pública, que la pandemia aumentó significativamente. Los gastos públicos tendrán que ser más eficientes», subraya el informe.

De acuerdo con la OCDE, el aumento de los gastos públicos por la pandemia y la reducción de los ingresos fiscales hizo con que el déficit de las cuentas públicas del país llegue en 2020 hasta un valor histórico equivalente al 15,6 % del PIB.

La deuda pública, por su parte, saltó igualmente a un nivel récord, equivalente al 91,4 % del PIB en 2020 -la pandemia provocó una elevación de 15 puntos porcentuales-, y que seguirá subiendo, hasta el 94,3 % del PIB en 2021 y hasta el 96,6 % del PIB en 2022.

«La protección social tiene que ser fortalecida mediante una distribución más eficaz de los beneficios, lo que puede permitir reducciones significativas en la desigualdad y la pobreza», agrega.

BENEFICIOS SOCIALES DISTRIBUIDOS DE FORMA INADECUADA

Los beneficios sociales, que equivalen al 15 % del PIB, «se caracterizan por una distribución inadecuada, con casi la mitad de las transferencias beneficiando a un sector de población con mayor renta que la de los más pobres», dice el informe.

Para la OCDE, sin embargo, un crecimiento más fuerte dependerá de que Brasil eleve su productividad, estancada hace décadas.

«Eso exige enfrentar los desafíos políticos implícitos, promoviendo mejorías en el ámbito de la regulación, una reforma tributaria, un sistema judicial más eficiente y una integración más fuerte a la economía global», asegura.

«Fortalecer la productividad implica en reformas estructurales en la economía, que tienen que ser acompañadas de políticas de formación y educación bien diseñadas. La capacitación profesional centrada en las necesidades del mercado laboral local puede ayudar a los trabajadores a hacer esa transición con éxito y aprovechar nuevas oportunidades para conseguir mejores empleos», agrega.

De acuerdo con la OCDE, Brasil creció en los últimos años favorecida por un crecimiento demográfico favorable y por los altos precios de las materias primas en el mercado internacional.

«Pero la demografía alcanzó un punto de inflexión en 2019 y Brasil sufrirá en los próximos 25 años un rápido envejecimiento de la población que revertirá todo el crecimiento que fue impulsado por la demografía desde 2000. Entre los países de la OCDE, tan solo Corea y Costa Rica envejecerán tan rápidamente», dice el informe.

El envejecimiento de la población ralentizará sustancialmente el potencial de crecimiento de la economía brasileña, en cerca del 1,5 % anual, por lo que será necesaria una «revisión sustancial» del modelo de desarrollo y crecimiento.

De acuerdo con el organismo, sin los factores demográficos que lo benefician, para una expansión simultánea del consumo de las familias y del consumo del Gobierno, Brasil tendrá que impulsar la productividad, «motor definitivo del crecimiento».

«Sin profundas reformas estructurales para aumentar la productividad, la recuperación será lenta y decepcionante. Reformas estructurales ambiciosas que aumenten la productividad ayudarían a impulsar el crecimiento», concluye.

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