Madrid, 28 febrero.- En torno a 150 personas se concentraron este domingo cerca de la Embajada de Marruecos en Madrid para pedir la libertad de los «presos políticos saharauis», en particular el periodista Mohamed Lamine Haddi, que lleva 48 días en huelga de hambre para pedir condiciones «dignas» en prisión, según los convocantes.
Haddi, que ha cumplido diez años encarcelado, fue condenado a 25 años en el macrojuicio de Gdaim Izik y se encuentra en el penal de Tiflet (50 kilómetros al este de Rabat), explicaron.
Es unos de los 23 saharauis sentenciados en 2017 a penas que varían entre 20 años de cárcel y prisión perpetua por la muerte de 11 agentes marroquíes en el desmantelamiento en 2010 del campamento de Gdeim Izik, a las afueras de El Aaiún.
Tiene 42 años y reclama también su traslado a un prisión cercana a El Aaiún, capital del Sáhara Occidental, donde reside su familia.
Convocados por la Asociación Saharaui para la Comunidad de Madrid (ASCM), los concentrados gritaron constantemente a favor de los derechos humanos y del Frente Polisario, contra el Gobierno marroquí y la «complicidad» de España con el país norteafricano.
Sin guardar en muchos casos la distancia interpersonal que imponen las restricciones anti-covid, ondeaban banderas saharauis y algunas republicanas españolas, con pancartas donde se reivindicaba la «autodeterminación» del Sahara Occidental.
En declaraciones a Efe, la presidenta de la ASCM, Teslem Sidi Hamudi, aseguró que «todos los presos políticos entran en un agujero negro, sus familias no saben de ellos y muchas veces se les aplica un juicio militar, ni siquiera justo» solo por «reivindicar pacíficamente» la libertad del Sahara Occidental.
«España mira a otro lado, incluso considera a Marruecos un gran aliado, sucumbe a un poder feudal, un chantajista. A Marruecos no se le puede considerar un aliado, negociar con alguien con una pistola encima de la mesa no es un aliado, es una amenaza para España», aseguró la activista saharaui.
El Gobierno español «solo alude» a las resoluciones de Naciones Unidas sobre el Sahara Occidental, «pero la ONU ya ha abandonado al pueblo saharaui», lamentó.
Por eso, reclamó, que España tiene que «tomar cartas en el asunto», e hizo un llamamiento explícito en este sentido al jefe del Ejecutivo español, el socialista Pedro Sánchez, y al vicepresidente primero del gabinete, el izquierdista Pablo Iglesia.