Madrid, 8 marzo.- Doblemente preseleccionado a los Óscar, como mejor documental y mejor película internacional, «Collective» es un alegato de defensa del periodismo de investigación que retrata la mayor crisis política y sanitaria de la historia reciente de Rumanía, pero cinco años después, sus víctimas siguen esperando justicia.
«Nadie fue condenado, las víctimas siguen esperando una compensación y el sistema judicial parece que lleva su propio ritmo», dijo en una entrevista telemática con Efe Alexander Nanau, director del documental que puede verse en HBO.
La película narra la historia detrás del incendio de la discoteca Colectiv de Bucarest en 2015, que dejó 27 muertos y 180 heridos. En los siguientes meses, 37 de esos heridos murieron de forma extraña en los hospitales, lo que dio pie a una investigación por posibles negligencias que acabó por destapar un fraude masivo y un sistema corrupto.
Los sucesos desataron una oleada de protestas callejeras que forzaron a dimitir al entonces primer ministro. Nanau, nacido en Bucarest en 1979 pero emigrado en los 90 a Alemania -su familia pertenece a una minoría étnica sajona de Transilvania- regresó a su país a filmar esas protestas y acabó teniendo acceso en primera fila a todo lo que sucedió después.
Su cámara se cuela en la redacción de la Gazeta Sporturilor, cuyo editor Catalin Tolontan lideró la investigación del incendio de Colectiv y también en el despacho de Vlad Voiculescu, nombrado ministro de Sanidad provisional tras la caída del gobierno.
PREGUNTA.- El 15 de marzo se conocerán las nominaciones finales a los Óscar y «Collective» ha sido doblemente preseleccionado. ¿Qué candidatura le ilusiona más?
RESPUESTA.- Ambas me ilusionan por igual, para mi lo más importante de la atención que está recibiendo esta película son las víctimas que desde hace cinco años siguen esperando justicia: nadie fue condenado, las víctimas siguen esperando una compensación y el sistema judicial parece que lleva su propio ritmo.
P.- ¿Cree que la película puede ayudar a que se haga justicia?
R.- No lo creo, pero sí espero que sirva como referencia de que hubo un momento en que la gente joven dijo basta ya a la corrupción, este caso ha supuesto un punto de inflexión en la historia de Rumanía.
P.- ¿Cree que hay países como Rumanía o como España más predispuestos a la corrupción?
R.- En países postcomunistas y postfascistas como Rumanía o España aún pesan las herencias. El problema es que sigue habiendo políticos que no entienden su trabajo como un servicio al ciudadano sino como una manera de tener poder y enriquecerse.
Por un lado, creo que la tendencia a la corrupción es la misma en todas partes. Un ejemplo, hace unos años un diputado alemán fue acusado de robar cientos de miles de euros. La diferencia es que en Alemania el Parlamento de inmediato le retiró la inmunidad para ser juzgado. En Rumanía, cuando pasa algo así, los diputados se escudan en su inmunidad y el sistema judicial no puede perseguirlos.
P.- Usted nació en Bucarest pero ha vivido gran parte de su vida en Alemania. ¿Cree que eso le confiere una mirada diferente sobre lo que sucede en su país?
R.- Sí, ayuda venir de fuera, tener otra cultura y educación. Yo siempre esperé que en Rumanía sucediera una revolución como la del 68 en Alemania. Hasta entonces los nazis seguían en las estructuras de poder y gracias a esas movilizaciones fueron apartados. Yo esperaba algo así Rumanía, pero si ves las cifras de emigración está claro que aún es un problema que el país siga en manos de los viejos comunistas.
P.- Cuando empezaron las protestas tras el incendio de la discoteca Colectiv ¿pensó que había llegado ese momento de cambio?
R.- Sí, por primera vez la gente joven organizada a través de las redes sociales salía a protestar contra la clase política. Es ahí cuando decidí rodar la película y pensé que la mejor manera de entender lo que sucedía era hacer un trabajo observacional a través de un periodista de investigación.
P.- ¿Cómo consiguió ese acceso en directo a la investigación?
R.- Cuando decidimos el tipo de película que queríamos hacer, vimos que había un solo periodista investigando de un periódico deportivo. Tolontan es conocido por ser un tipo severo, nos reunimos con él y de primeras nos negó el acceso, por proteger la información, las fuentes, etc.
Pero después accedió y creo que influyó nuestra profesionalidad pero también el hecho de que ahora mucha gente joven se informa por redes sociales y no entiende el valor del periodismo, creo que él vio la oportunidad de llegar a ellos y hacerles entender cómo funciona la prensa.
P.- ¿La película es un alegato de la importancia del periodismo de investigación para la democracia?
R.- Sí, pero lo cierto es que no sabíamos que iba a serlo porque cuando empezamos a rodar no teníamos ni idea de lo que iba a pasar. Todas esas revelaciones de corrupción fueron inesperadas, tuvimos mucha suerte de estar en medio de todo y filmarlo.
P.- Casi aún más sorprendente es que el ministro de Sanidad les dé acceso a sus reuniones internas.
R.- Voiculescu es un hombre joven, estudió y vivió en Viena, con un sistema de valores muy diferente. Llegó tras la caída del primer gobierno, rodeado de un equipo de profesionales también formado en el exterior y nos dijo que su principal objetivo era la transparencia. Se arriesgó aún sabiendo que iba a hacerse muchos enemigos.
P.- Habla de un cambio en la sociedad rumana, un relevo generacional que recuerda a lo sucedido en España en 2011 con el 15M o, con evidentes diferencias, a la primavera árabe.
R.- Sí, hay una nueva generación que reivindica los valores de la sociedad occidental pero sinceramente espero que no sea como la primavera árabe porque en ese caso tras la revolución ha habido una regresión y las cosas han ido a peor.
Es pronto para decirlo porque tenemos un nuevo gobierno solo desde estas navidades, pero espero que el cambio sea sostenible, parece que realmente quieren cambiar las cosas, luchar contra la corrupción, mejorar la transparencia, veremos si tienen éxito.
P.- En todo este proceso, ¿cuál ha sido el momento más emocionante que ha vivido?
R.- Quizá lo más importante para mi fue ver el coraje de las mujeres que dieron los soplos desde dentro del sistema sanitario. Son ellas las que cambian la sociedad y no es casual que fueran todo mujeres. Dieron el paso y se atrevieron pese al riesgo de ser marginadas profesionalmente y el riesgo sobre sus vidas también.
Magdalena Tsanis