Medellín se está volviendo el paraíso del hampa y el crimen organizado está penetrando todos los aspectos de la vida cotidiana, inclusive los que tienen que ver con el consumo de la canasta básica familiar. Una mafia, que no es nueva pues hace tres años viene funcionando, cooptó el negocio avícola, especialmente en los barrios populares de la ciudad: las estructuras armadas que tienen el control territorial de estos sectores ahora se financia a través del cartel del huevo.
Un grupo de comerciantes y distribuidores legales de huevo en Medellín denunciaron a Análisis Urbano que fueron desplazados, por medio de armas, amenazas, atracos y extorsiones, de 30 barrios de la ciudad; en otros diez aún pueden vender pero deben pagar ‘vacuna’.
De acuerda con los comerciantes, desde mitad del año pasado vienen siendo amenazados y víctimas de múltiples agresiones y atracos por parte de estructuras armadas ilegales. Así mismo, aseguran que la “denuncia ya reposa en el Gaula, la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá (Meval), la Alcaldía de Medellín, la Secretaría de Gobierno departamental y en el Comando de Policía de Antioquia”. Sin embargo, parece que es sólo eso: sólo reposa. Las autoridades competentes no resuelven la situación pese a que los comerciantes legales denuncian con nombres y apellidos a los ilegales.
Los sectores en los que aún pueden vender bajo extorsión son Enciso, El Pinal, 13 de Noviembre, San Antonio de Prado, Caicedo, La Toma, Villatina, La Sierra, El salvador y Barrio Nacional. Aseguran que la vacuna varía entre 100, 200 o 300 mil pesos mensuales, pero también denuncian que hay sectores donde se unen las bandas de varios barrios y les cobran vacunas de 5 millones de pesos mensuales.
La extorsión ha causado pérdidas para los comerciantes: en sectores donde se vendían 500 mil huevos mensuales ahora venden 300 mil, e incluso hay lugares en donde no alcanzan a vender ni 100 mil. Esto, afirman, les ocasiona pérdidas que van desde 30 hasta 80 millones de pesos.
Pero la mayor pérdida son los barrios donde ya no pueden entrar. Quince vehículos parados, más de 30 trabajadores despedidos y pérdidas del 40% de las ventas, son consecuencias directas del cartel del huevo que cooptó los barrios. No obstante, la más grave la asume el consumidor: está pagando el huevo a un precio elevado casi a un 50 % de su valor real. Los huevos que normalmente valen 150 o 200 pesos unidad se están vendiendo a 250 pesos.
“Es que el negocio que montaron deja más plata que el vicio, por eso nos sacaron”, afirma uno de los comerciantes, que a su vez explica: “Nosotros sacamos una ganancia de 10 pesos por huevo, ellos le sacan 60 y hasta 100 pesos. Y es que no es negociable con el tendero, ellos imponen el precio y también la cantidad de huevos que cada tendero debe dejar, así vengan reventados o malos. El tendero también está amenazado y no puede ni siquiera traerse un huevo de la minorista”.
La verdad es que es un negocio. En dos o tres barrios se pueden venden cerca de mil canastas de huevos diarios, cada canasta puede dejar entre mil 800 a 3 mil pesos debido al precio que lo venden, es decir, millón 800 a 3 millones de pesos al día de ganancia, lo que equivale a un promedio de 54 a 90 millones de pesos mensuales.
“¡‘Hijueputa’, es que vos no entendés! No te queremos ver más por acá. No volvás que ahora los vamos a vender nosotros”, fue lo que le dijeron a un comerciante mientras intentaba hacer una entrega por los lados de San Pablo y San José La Cima. Era la segunda vez que lo amenazaban, en la primera preguntó a su agresor por qué lo obligaba a salir del sector, entonces alias “James”, que al parecer es quien manda en la zona y se moviliza en un Chevrolet Aveo negro de placas MSQ 826, le respondió que necesitaba pagarle a sus muchachos porque ya le habían sacado los buses del sector, que por eso ellos se iban a quedar con el negocio de los huevos.
La situación casi que se repite en el resto de los 30 barrios a los que ya no pueden ingresar: Popular N°1, Barrios Unidos, Carpinelo, Carambolas, Santo Domingo Savio, Las Estancias, Granizal, Santa Cecilia, San pablo, San Blass, San José La Cima, El jardín, Manrique Oriental, Castilla, Robledo Miramar, Pedregal, 12 de Octubre, Moravia, Andalucía La Francia, Villa del Socorro, Santa Rita, Aranjuez, Santa Cruz, Zamora, El Playón de Los Comuneros, La Gabriela, Robledo Curacao, Robledo Bello Horizonte, San Cristóbal y La Campiña, son sectores en los que desterraron el comercio legal avícola.
“Huevo paraco” es como llaman algunos habitantes de estos sectores al producto que de manera ilegal están forzando directamente a vender e indirectamente a consumir; si las autoridades no intervienen para frenar una mafia que, a manera de feria de adquisición, también está cooptando la venta de productos básicos como las arepas, pronto el valor de la canasta familiar, por lo menos en Medellín, lo impondrá el crimen organizado. Por ahora, mientras las denuncias reposan en fiscalía y policía, los huevos se mantendrán como afirma el analista político Luis Fernando Quijano, “fresquitos y ‘paraquitos’”.
Espere segunda parte:
Las amenazas y los criminales que sostienen el cartel del huevo
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