Brasilia, 16 marzo.- El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, nombró a un nuevo ministro de Salud, el cuarto desde el inicio de la pandemia de covid-19, pero el cambio no ha despejado las dudas sobre el combate a una crisis que continúa descontrolada en el país.
En sus primeras declaraciones como ministro designado de Salud, el cardiólogo Marcelo Queiroga subrayó este martes que «la política» contra el coronavirus la dicta el Gobierno y sugirió que mantendrá el rumbo pese al agravamiento de la pandemia, que acumula en Brasil más de 11,5 millones de contagios y cerca de 280.000 muertos.
«El ministro de Salud ejecuta la política del Gobierno», declaró Queiroga a periodistas al llegar a la sede de ese despacho para una reunión con el general Eduardo Pazuello, a quien sustituirá en el cargo oficialmente tras una «transición» de «unos pocos días», dijo.
También explicó que su tarea será darle «continuidad al trabajo» del general, quien asumió el cargo en mayo de 2020 y lo deja con su gestión investigada por los tribunales por unas graves sospechas de «omisión» y «falta de transparencia» por las que aún debe responder.
Queiroga, hasta ahora presidente de la Sociedad Brasileña de Cardiología (SBC), es un médico respetado en los medios científicos, que ha hecho su carrera profesional en el sector privado y no tiene experiencia alguna en la altamente burocratizada gestión pública.
También está vinculado a la familia Bolsonaro e integró el equipo del gobernante durante la transición entre las elecciones de 2018 y su toma de posesión, el 1 de enero de 2019.
Asumirá el cargo en momentos en que el país está con toda la red hospitalaria al borde de un colapso, lo que ha llevado a la mayoría de los gobernadores y alcaldes a cerrar comercios y adoptar medidas restrictivas a las que Bolsonaro se opone desde el inicio de la crisis por su impacto económico, del que dice que «también mata».
Queiroga dijo este martes que medidas de esa naturaleza, como los confinamientos, sólo deben ser adoptadas en «situaciones extremas» y «no pueden ser una política de Gobierno», aunque no aclaró si el actual momento de Brasil requiere de esas restricciones.
Sin embargo, una de sus Últimas decisiones al frente de la SBC fue suspender por tiempo indeterminado las actividades presenciales en ese organismo privado debido al «momento actual de la pandemia».
EL SECTOR POLÍTICO SE DEBATE ENTRE EL APOYO Y LAS DUDAS
La salida del general Pazuello fue producto de la presión de unos partidos de centro y derecha que controlan el Parlamento e intentan dotar de mayor gobernabilidad al Gobierno de Bolsonaro, pero que no parecen haber recibido del todo bien el nombramiento de Queiroga.
El presidente de la Cámara Baja, el diputado Arthur Lira, fue uno de quienes encabezó esas presiones pero apoyaba para el Ministerio de Salud a la cardióloga Ludhmila Hajjar, quien después de reunirse con Bolsonaro rechazó el puesto, por entender que el mandatario combate al virus con la «ideología» por encima de «la ciencia».
Un día después del nombramiento de Queiroga, Lira permanecía en silencio sobre el asunto, lo que fue interpretado como una forma de mostrar su disconformidad con la decisión de Bolsonaro.
El diputado Fausto Pinato, cercano a Lira y miembro de ese grupo de partidos de centro y derecha, dijo que «de nada servirá cambiar al ministro si Bolsonaro continúa saboteando medidas de contención que son adoptadas en el mundo entero», como los confinamientos.
La opción por Queiroga fue defendida, sin embargo, por el senador Ciro Nogueira, del mismo grupo político, quien junto con el también senador Flavio Bolsonaro, hijo del presidente, sugirió su nombre.
También se mostró a favor el jefe del oficialismo en el Senado, Fernando Bezerra, que a diferencia de Bolsonaro admitió la gravedad de la actual situación sanitaria del país.
«El momento es tan crítico, que exige unión y diálogo para adoptar todas las medidas necesarias para salvar vidas y enfrentar el colapso del sistema de salud», dijo Bezerra, quien también pidió acelerar la vacunación, que avanza muy lentamente en el país.
El jefe de la oposición en el Senado, Randolfe Rodrigues, evitó tomar una posición en relación a Queiroga pero planteó: «Después del cuarto cambio en Salud ¿será que el problema son los ministros?».
Según el legislador, es momento «de respetar la ciencia, acelerar la vacunación y seguir todas las recomendaciones de la Salud», que «es lo se espera del nuevo ministro, porque Brasil y la vida tienen prisa».
Eduardo Davis