Miami, 4 abril.- El gobernador de Florida, Ron DeSantis, dispuso este domingo que se incorporen más equipos para vaciar un gran estanque con agua y desechos líquidos de una vieja planta de fosfatos antes de que colapse y evitar así «un desastre» en una zona cercana a la bahía de Tampa (noroeste del estado).
DeSantis visitó este domingo la zona donde se encuentra la planta en desuso desde 2001 y sus estanques de retención, uno de los cuales, que contiene entre 700 y 800 millones de galones (entre 2.600 y 3.000 millones de litros) de líquido, presenta grietas y filtraciones y hay peligro de que se rompa y libere su contenido.
Tras un recorrido por aire, el gobernador anunció que 20 bombas más y 10 aspiradores se han sumado a las tareas para descargar de manera ordenada el agua de la balsa, con el fin de poder aumentar el ritmo de retirada a 35.000 galones (132.400 litros) por minuto.
«Estamos tratando de prevenir y, si llega a ser necesario, de responder a una situación realmente catastrófica de inundación», dijo el gobernador en una rueda de prensa con autoridades del condado Manatee y del Departamento de Protección Medioambiental de Florida.
La salud y la seguridad de las personas es la prioridad número uno junto con reducir al mínimo el impacto ambiental, agregó.
Las autoridades han dictado una orden de evacuación para una zona con más de más de 300 viviendas y negocios en las cercanías de la planta en Piney Point, propiedad de la compañía HRK Holdings, y cerrado todos los accesos por carretera.
En la rueda de prensa, las autoridades del condado Manatee instaron a quienes no hayan abandonado la zona que lo hagan cuanto antes por el peligro de inundación existente.
De acuerdo con una web del Departamento de Protección Medioambiental de Florida, el líquido del estanque sur de la planta de fosfatos es agua de mar del drenaje de un puerto cercano mezclada con agua del proceso industrial de la planta y agua de lluvia.
«Esta agua cumple con los estándares de calidad para las aguas marinas con la excepción de su pH (nivel de acidez) y los niveles de fósforo, nitrógeno y nitrógeno amoniacal. Es ligeramente ácida, pero no a un nivel que pueda preocupar», señala la web.
Es algo con lo que no concuerdan grupos ecologistas como Sierra Club.
El desagüe del estanque se canaliza a través de un riachuelo hasta la bahía de Tampa, en el Golfo de México.
El bombeo del agua del estanque se estaba haciendo hasta ahora a un ritmo de aproximadamente 22.000 galones (83.200 litros) por minuto y se estimaba que el estanque se vaciaría en 10 o 12 días.
Con los nuevos equipos, ese tiempo se acorta y hay más probabilidades de lograr el desagüe antes de que reviente la balsa.
Según el canal Local 10 de la ciudad de Tampa, que está a unos 25 kilómetros (16 millas) al sur de Piney Point, donde se encuentra la planta en desuso, desde el aire se veía a primeras horas de la mañana cómo el liquido estaba escurriendo fuera de la balsa.
La zona fue declarada en emergencia este sábado por el gobernador DeSantis y, según se confirmó en la rueda de prensa, la Agencia Federal de Medio Ambiente decidió enviar un coordinador a Piney Point desde Atlanta (Georgia) para evaluar la situación.
UNA «MONSTRUOSIDAD» PARA EL MEDIO AMBIENTE
El administrador en funciones del condado Manatee, Scott Hopes, subrayó que el problema de los estanques de la planta de fosfatos viene de «décadas» atrás y es necesario encontrar una «solución permanente» cuando se resuelva la emergencia actual.
Hopes dijo que los modelos indican que si se llega a romper totalmente la balsa, en menos de una hora se producirá el equivalente a un muro de 20 pies (6,1 metros) de agua.
La organización ecologista Sierra Club lleva años pidiendo a los estadounidenses que reclamen a sus congresistas legislación para prohibir los depósitos del desecho «radioactivo» liquido que se produce al procesar las rocas de las que se extraen los fosfatos.
Según Sierra Club, en EE.UU. hay más de 70 de esas «monstruosidades» en forma de estanques que pueden medir una milla (1,6 km) de ancho por 200 pies (61 metros) de alto y contienen «miles de millones de toneladas del agua radiactiva del proceso».
Están repartidas por Arkansas, Florida, Idaho, Illinois, Iowa, Luisiana, Misisipi, Misuri, Carolina del Norte, Texas, Utah y Wyoming y ha habido «numerosos casos documentados de contaminación del agua subterránea, socavones y fugas» a causa de esos depósitos de desechos.