Dublín, 28 abril.- La ministra principal norirlandesa, la unionista Arlene Foster, anunció este miércoles que dimitirá en julio como jefa del gobierno de Belfast y, antes, como líder del Partido Democrático Unionista (DUP) debido a una revuelta interna de descontentos por su gestión del Brexit.
Seis años ha estado Foster al frente del DUP, cuya ala más ultraconservadora y religiosa también le ha censurado las concesiones que ha hecho respecto a la ley del aborto o en materia de derechos de grupos minoritarios, como la comunidad LGTBI o los hablantes de la lengua gaélica, vinculada a los católicos-nacionalistas.
En general, un amplio sector del DUP, mayoritario en la provincia británica, también comparte el sentir de gran parte de la comunidad unionista-protestante, que cree que su identidad cultural y fuerza política están en peligro, más aún ahora que el Brexit ha creado nuevas tensiones.
«Es importante dar espacio a los responsables del partido para que en las próximas semanas preparen un proceso de elección del líder», declaró Foster en un comunicado difundido hoy para explicar su decisión.
Foster, quien tomó las riendas del DUP en 2015 y del Ejecutivo autónomo en 2016, convirtiéndose en la primera mujer que accedía esos puestos en la región, aseguró en la nota que servir al pueblo de Irlanda del Norte ha sido el «mayor privilegio» de su vida.
Su adjunta en el Gobierno de poder compartido y líder del Sinn Féin, Michelle O’Neill, dijo que «le desea lo mejor» y destacó el «trabajo conjunto» que han efectuado en los últimos meses para hacer frente a la pandemia de coronavirus.
Asimismo, O’Neill confió en el que el relevo de Foster atenderá al «deseo de políticas progresistas» expresado por, según ella, la mayoría de la sociedad norirlandesa.
«Desde el Ejecutivo y el Parlamento, trabajaremos con todos los partidos para avanzar en la agenda de reforma social, cambio político y prosperidad económica, al tiempo que nos opondremos enérgicamente a las políticas dañinas o regresivas del pasado», afirmó la dirigente del Sinn Féin, antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA).
REBELIÓN INTERNA
Detrás de la caída de Foster está la rebelión lanzada esta semana por una veintena de diputados regionales y cuatro parlamentarios nacionales del DUP, que firmaron una moción de censura contra su líder.
Asimismo, otro grupo de concejales del DUP había enviado otra carta a la dirección del partido para mostrarse «profundamente preocupados» por la gestión de Foster y su «número dos», Nigel Dodds, a quien también piden que dimita de su puesto.
Entre los motivos del descontento de la comunidad protestante-unionista con el liderazgo de Foster destaca el asunto del protocolo irlandés, incluido en el acuerdo del Brexit para mantener abierta la frontera entre las dos Irlandas, clave para sus economías, altamente interconectadas, y para el proceso de paz.
A cambio, este mecanismo impone controles comerciales fronterizos entre Irlanda del Norte, integrada en el mercado único comunitario, y el resto del Reino Unido, lo que es percibido como una amenaza a la integridad territorial por parte de los unionistas.
Esta nueva burocracia ha provocado también problemas de suministro de ciertos productos y ha acentuado el malestar de los sectores más radicales del monarquismo protestante norirlandés (leal a la Corona británica), que ha desembocado en enfrentamientos con la Policía y la comunidad nacionalista-católica, partidaria de la reunificación de Irlanda.
Entre los favoritos para suceder a Foster destaca el actual ministro de Agricultura, Edwin Poots, uno de los dirigentes más críticos con el citado protocolo del Brexit.
El DUP, que votó a favor de la salida del Reino Unido de la UE en el referéndum de 2016, ha lanzado un proceso, con Poots a la cabeza, para obligar al primer ministro británico, Boris Johnson, a renegociar con Bruselas el acuerdo comercial firmado el pasado diciembre y eliminar el controvertido protocolo.
Javier Aja