Bucarest, 5 junio de 2021.- Solamente en la última semana, las autoridades rumanas han intervenido miles de toneladas de piezas de coche, televisores y otros residuos tóxicos que estaban a punto de ser quemados al aire libre para quedarse con el metal y eliminar el resto.
Desde que China renunciara en 2018 a importar residuos generados en el extranjero, Rumanía y Bulgaria se han convertido, junto a Turquía, en destinos habituales de los residuos que se generan en los países ricos de la Unión Europea (UE).
“Los tratantes de residuos han encontrado en Europa del Este un mercado para la basura de Europa Occidental”, asegura a Efe el comisario Cristian Coje, de la Guardia Medioambiental rumana, que ha declarado la guerra a este tipo de importaciones ilegales.
BLANQUEAR LA BASURA
Transferir residuos entre países no está prohibido, siempre que el receptor tenga la infraestructura necesaria para reciclar íntegramente el cargamento en las condiciones estipuladas por la UE.
Esta ventana legal es aprovechada por los traficantes de basura para blanquear los cargamentos en la frontera mediante documentos falsos en los que la empresa receptora aparece como un reciclador legítimo.
Otra forma de introducir la basura es presentar las lavadoras, televisores, teléfonos móviles, neumáticos o piezas de coche que van a ser desguazados y quemados en medio del campo como «productos de segunda mano».
“Para el funcionario de fronteras es imposible comprobar que todos los aparatos que transporta el camión funcionan y puede ser reutilizados, por lo que se ve obligado a dejar pasar el cargamento que acabará contaminando nuestros pueblos y ciudades”, denuncia el comisario Coaje.
BENEFICIOS A AMBOS EXTREMOS DE EUROPA
Los plásticos, material textil y otros residuos menos lucrativos que acaban contaminando los cielos de Europa del Este provienen de empresas occidentales, a las que los traficantes ofrecen librarse de la basura por menos dinero del que pagarían por depositarla en plantas de reciclaje de sus países.
El flujo de los desechos más tóxicos hacia el Este comienza en lugares como Alemania, Austria, Francia o Italia cuando los chatarreros se adelantan a las autoridades municipales para llevarse los electrodomésticos usados que sacan a la calle los vecinos.
“A veces llegan a publicar anuncios en las secciones de clasificados ofreciéndose a llevarse electrodomésticos inservibles de las casas”, dice a Efe Rüdiger Kühr, director del programa de Ciclos Sostenibles de la Universidad de las Naciones Unidas y experto en el tráfico de desechos electrónicos.
“Un solo teléfono o un par de frigoríficos no dan ningún beneficio, pero la cosa cambia cuando hablamos de grandes cantidades de ordenadores u otros electrodomésticos”, remacha Kühr sobre este negocio que mueve cada año miles de millones de euros.
EL NEGOCIO DE LA CHATARRA
Estos desechos altamente tóxicos acaban a menudo amontonados en los patios y las calles sin asfaltar de pueblos y barriadas de las afueras de Bucarest y de otras ciudades rumanas.
Tanto Rumanía como Bulgaria siguen estando entre los países más pobres de Europa, con elevados niveles de pobreza.
Un ejército de desempleados extrae los metales para que quienes lo coordinan los vendan después al por mayor.
La última fase del proceso de extracción es la quema de estas piezas, que elimina el plástico, la goma y otros materiales inservibles y permite quedarse con los metales.
Muchos de los separadores que hacen las hogueras son niños, y todos sin excepción desarrollan graves problemas respiratorios debido a su exposición a este humo extremadamente tóxico.
MACRORREDADAS EN LOS PUEBLOS-VERTEDERO
Uno de estos pueblos-vertedero es Sarulesti, en la provincia de Calarasti del sureste de Rumanía. Más de 200 policías tomaron la aldea la semana pasada para intervenir 5.000 toneladas de basura que iban a ser quemadas al aire libre.
Imágenes de la redada muestran a residentes furiosos quejándose a la Policía de que les están privando de su único medio de vida.
En otros vídeos de la operación se ve a vecinos escondiendo apresuradamente televisores inservibles y otros desechos ante la llegada de los agentes.
El ministro rumano de Medio Ambiente, Tanczos Barna, personalmente presente en la redada de Sarulesti, destacó que las empresas de residuos se aprovechan de la miseria de la población local.
“Comunidades como ésta han sido explotadas durante años por quienes han transformado este trabajo al margen de la ley en un negocio suculento», dijo Barna, quien prometió «golpear duro» a las mafias que traen los residuos de forma ilegal al país.
Marcel Gascón