Columna de opinión tomada del periódico El Colombiano
Por: Alberto Salcedo Ramos
Antes de viajar a Bogotá en 1968, el Papa Paulo VI anunció que oficiaría una misa campal en un lugar pobre de la ciudad.
El sitio escogido entonces fue el barrio Venecia.
Por aquellos días se informó, además, que el Papa visitaría a dos familias del barrio. Los escogidos fueron los Pinzón y los Liévano, que entonces sobrevivían como podían en sendas casas que aún se encontraban en obra negra.
“En una de las dos casas esperaron al Papa con un café negro que sus escoltas le impidieron beberse; en la otra le improvisaron un pequeño altar.
Durante muchos años los Pinzón y los Liévano, desconocidos antes de recibir la ilustre visita, fueron asiduos protagonistas de nuestra prensa: repetían sus testimonios sobre aquel episodio, exhibían el pocillo donde fue servido el café que el Papa no se tomó, mostraban el altar. (Continuar leyendo aquí)