Kabul/Nueva Delhi, 28 julio.- Una delegación de los talibanes liderada por el mulá Abdul Ghani Baradar visitó este miércoles China, donde se reunió con el ministro de Exteriores de ese país, en medio una ofensiva de los insurgentes en Afganistán que les ha permitido ganar el control de numerosos distritos.
Entre las rápidas capturas de nuevos territorios tras el inicio de la retirada de las fuerzas internacionales el pasado 1 de mayo se incluye la de un importante paso fronterizo con Pakistán, cuya reapertura supone una inyección adicional de fondos para las arcas de los insurgentes.
VISITA OFICIAL A CHINA
El líder de la oficina política de los talibanes en Catar, el mulá Baradar, se reunió este miércoles con el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, y con otros altos funcionarios.
El portavoz político de los insurgentes, Naeem Wardak, afirmó en un comunicado que Baradar llegó ayer a China al frente de una delegación compuesta por nueve miembros tras ser invitado oficialmente por Pekín.
«Se intercambiaron puntos de vista sobre las problemáticas de ambos países en materia política, económica y de seguridad, así como sobre la situación en curso en Afganistán y el proceso de paz», dijo Wardak.
China, según la versión de los talibanes, «afirmó la expansión y la continuidad de su ayuda a la nación afgana» y que «no interferirá en los asuntos de Afganistán».
Pekín también se comprometió a «ayudar a resolver problemas y traer la paz» a Afganistán, concluyó Wardak.
Pekín, que comparte unos 60 kilómetros de frontera con Afganistán, busca evitar verse afectada por las hostilidades en Afganistán y ya recibió en 2019 a una delegación talibán.
Este viaje a China es uno más de la serie de visitas realizadas por los talibanes a diversos países vecinos de Afganistán, la última el pasado 7 de julio cuando una delegación insurgente visitó Irán para tratar «asuntos bilaterales».
RÁPIDA OFENSIVA
Los talibanes han aumentado su ofensiva en Afganistán en los últimos meses y han capturado al menos 125 de los 407 distritos del país, algo inédito en dos décadas de conflicto.
El aumento de la violencia coincide con el comienzo de la fase final de retirada de las tropas de EEUU y la OTAN, el pasado 1 de mayo, y que Washington espera finalizar este agosto.
El rápido avance de la formación insurgente ha sembrado dudas sobre la capacidad de las fuerzas afganas para contener la ofensiva.
Las autoridades afganas se han visto obligadas a imponer un toque de queda nocturno en numerosas ciudades, mientras que Estados Unidos ha tenido que continuar su apoyo aéreo a las fuerzas de defensa afganas para intentar dar un respiro a Kabul.
APERTURA DEL PUESTO FRONTERIZO CON PAKISTÁN
Una de las victorias, simbólica y ahora monetaria, contra el Gobierno afgano es la captura del punto fronterizo clave de Waesh/Chaman entre Afganistán y Pakistán.
Los talibanes han empezado a recaudar tasas sobre los transportes de mercancías un día después de que Islamabad decidiese abrir la frontera, dijo a Efe un oficial de la Policía Fronteriza, que pidió el anonimato.
«Los talibanes han impuesto nuevas tarifas y han comenzado a recaudar tasas sobre los bienes dirigidos a Afganistán o que llegan a Pakistán», dijo el oficial.
El número de camiones que atraviesan este punto fronterizo, que permite a Kabul el acceso al puerto marítimo de la ciudad paquistaní de Karachi, se ha reducido de unos mil al día a poco más de un centenar.
Pero el hecho de que Pakistán haya decidido abrir la frontera «tras consultar con los talibanes en el lado afgano», según el funcionario, supone un espaldarazo a los insurgentes.
Chamar es uno de los importantes puestos fronterizos que han capturado en los últimos meses, y los talibanes se habían comprometido a reabrirlos bajo su control.
Además, el vicepresidente de la Cámara de Comercio Conjunta Pakistán-Afganistán, Imran Khan Kakar, explicó a Efe que el problema no son los talibanes.
Los verdaderos problemas son la inseguridad que ha reducido el tránsito de mercancías y la «injustificada» doble tasa, ya que los transportistas se ven obligados a pagar primero a los insurgentes y después al Gobierno afgano, al llegar a la capital de la provincia sureña de Kandahar.
NEGOCIACIONES DE PAZ
Aunque ambas partes del conflicto han afirmado que la única manera de poner fin a dos décadas de guerra en Afganistán es en la mesa de negociaciones, por ahora las conversaciones de paz intraafganas en Doha no han aportado resultados concretos.
En este sentido, el secretario de Estado estadounidense, Anthony Blinken, afirmó hoy durante una visita oficial en la India que «el único camino para solucionar el conflicto de forma pacífica es la mesa de negociación», al tiempo que recriminó el intento de los talibanes de «tomar el país por la fuerza».
Baber Khan Sahel y David Asta Alares