Managua, 13 agosto de 2021.- La exguerrillera sandinista y exdiputada Mónica Baltodano informó este viernes que abandonó Nicaragua junto con su familia, debido al «hostigamiento y persecución política de la dictadura Ortega Murillo», en alusión al Gobierno de Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
En un mensaje público, Baltodano dijo haber huido de Nicaragua junto con su esposo, Julio López Campos, y su hija, Mónica López Baltodano, «por puntos ciegos», luego de «meses de vivir prácticamente en la clandestinidad, y ante la brutal oleada represiva que vive el país».
«Si bien desde septiembre de 2018 nos fueron concedidas medidas cautelares de protección por parte de la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos), las incesantes acciones de espionaje, presencia cotidiana de la inteligencia policial, hostigamiento y persecución política de la dictadura Ortega-Murillo, apuntaban a convertir a toda nuestra familia en prisioneros políticos», señaló Baltodano.
Baltodano, de 67 años y autora del libro «Democratizar la Democracia. El desafío de la participación ciudadana», estuvo entre los guerrilleros que dirigieron la insurrección de Managua que llevo a la caída de la dictadura de Anastasio Somoza Debayle el 19 de julio de 1979, y fue miembro del primer Gobierno sandinista (1979-1990).
También integró la Dirección Nacional del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y fue diputada del partido ante la Asamblea Nacional de 1997 hasta 2002, período en el que fue expulsada de ese colectivo por criticar la conducción vertical de la mano de Ortega.
Como disidente volvió a repetir como diputada en el período 2007-2012 bajo una alianza que encabezaba el Movimiento Renovador Sandinista (MRS), actualmente Unión Democrática Renovadora (Unamos).
FAMILIA DIVIDIDA
La exguerrillera es hermana de la magistrada del Consejo Supremo Electoral (CSE) Alma Nubia Baltodano, afín al Gobierno, y del catedrático Ricardo Baltodano, quien estuvo preso durante diez meses entre 2018 y 2019 por participar en protestas contra el presidente Ortega y que ha denunciado asedio policial incluso después de ser beneficiado con medidas cautelares de la CIDH.
Julio López Campos, por su parte, es otro exguerrillero que participó en la denominada «ofensiva final» contra la dictadura de Somoza Debayle y llegó a ser responsable del Departamento de Relaciones Internacionales del FSLN en los años 80.
En tanto su hija, López Baltodano, quien ya había abandonado Nicaragua en circunstancias similares en 2018, es una abogada que se destacó por su activismo ambientalista, y es una de las principales asesoras del Movimiento Campesino en Defensa de la Tierra, el Lago y la Soberanía Nacional o «Movimiento Campesino Anticanal», uno de los grupos que lideró las protestas de hace tres años contra el Gobierno de Ortega.
«De nuestra parte son más de 20 años acumulados de disidencia y confrontación política con el régimen orteguista. Hemos denunciado sus perversiones, la descomposición del partido FSLN, el terrorismo de Estado, y toda la expoliación de los bienes comunes y bienes públicos del pueblo nicaragüense», indicó la familia.
Baltodano no es la primera exguerrillera sandinista de alto perfil que opta por el exilio en el actual contexto.
El exguerrillero Luis Carrión, uno de los nueve «comandantes» que dirigió Nicaragua junto con Ortega entre 1979 y 1990, salió del país en junio pasado, alegando razones similares.
La exguerrillera y su familia tomaron la decisión de abandonar Nicaragua en medio de una ola de arrestos contra más de 30 opositores y profesionales, incluidos siete que habían mostrado su interés en ser candidatos a presidentes, y a menos de tres meses de las elecciones generales, en las que Ortega busca una nueva reelección.