Río de Janeiro, 18 agosto de 2021.- Una gigantesca ballena jorobada fue encontrada muerta este miércoles en las playas de un lujoso barrio residencial de Río de Janeiro, una situación que este año se ha repetido más de un centenar de veces en diversas playas de Brasil, marcando un nuevo récord en el país.

Vecinos que madrugaron a hacer ejercicio en las playas de Sao Conrado, en la zona sur de Río, se toparon con la ballena encallada en la arena y en cuestión de minutos el gigantesco cetáceo -de unos 7 metros de largo- estaba rodeado de curiosos de todas las edades que lamentaban la muerte del animal.

Hasta la fecha han sido contabilizadas 131 las ballenas jorobadas que han encallado en las arenas del gigante suramericano este año, un triste récord tras los 122 cetáceos que fallecieron en playas brasileñas cuatro años atrás, de acuerdo con la ONG Proyecto Ballena Yubarte, que actúa en el país desde 1988.

Gran parte de estos animales muere en el mar y acaban siendo llevados por la corriente hasta el banco de arena. Otros llegan con vida a las playas donde a veces con la ayuda humana, logran salvarse, pero generalmente fallecen.

Expertos disponen del cuerpo de una ballena jorobada que fue encontrada muerta hoy, en la playa de Sao Conrado, en Río de Janeiro (Brasil). EFE/ André Coelho

Según el Proyecto Ballena Yubarte, la mayoría de las muertes de estos animales ocurrieron en el sureño estado de Santa Catarina (42) -donde hoy también fue encontrado uno de estos cetáceos- y en Sao Paulo (36). En Río, han muerto 14.

«Hay un aumento de casos y esta tendencia se da porque es una población que está creciendo. Hay ballenas que mueren por causas naturales, pero también por actividades humanas, como ser atropelladas por un navío, que terminen atrapadas en una red de pesca o que consuman basura en los mares», señaló a EFE Milton Marcondes, coordinador de investigaciones del Poyecto.

No obstante, los estudios que se han adelantado por la muerte de ballenas este año indican que una de las causas es la posible escasez de Krill -un pequeño crustáceo, parecido al camarón- con el que se alimentan habitualmente las ballenas jorobadas en la Antártida antes de emprender su migración anual hacia aguas más cálidas para reproducirse.

Así como este año, la mortalidad de ballenas se ha «salido del patrón» en 2010, 2017 y 2018, años en los que también se ha registrado una disminución de krill.

Esto también explica que buena parte de los cetáceos encontrados este año estuvieran muy delgados y que además fueran jóvenes -entre 1 y 4 años- cuando aún no están en edad de reproducción, como fue el caso del animal encontrado hoy en Río.

Turistas observan el cuerpo de una ballena jorobada que fue encontrada muerta hoy, en la playa de Sao Conrado, en Río de Janeiro (Brasil). EFE/ André Coelho

Otro factor que es nuevo es que la mortalidad en Brasil se ha registrado en regiones diferentes a Bahía (norte) y Espíritu Santo (sureste), donde eso ocurre habitualmente.

Para los casos de los las muertes producidas por la actividad humana, el proyecto, junto con autoridades ambientales, viene trabajando para bajar los índices de mortalidad, mediante el aumento de controles, especialmente sobre redes de pesca ilegales.

«Estamos intentando reducir la mortalidad por acciones del ser humano, pero las mudanzas climáticas, que afectan la falta de alimento, son mas complejas. Para eso no tenemos una solución, por lo menos a corto plazo», dijo el experto.

Este tipo de cetáceos -también conocidos como ballenas yubarta- inician cada año una travesía desde el sur del continente y migran a lo largo del litoral brasileño para reproducirse y tener sus crías.

Las primeras ballenas comienzan a llegar en mayo y su presencia va aumentando paulatinamente hasta llegar a los picos más altos entre julio y agosto y ya en noviembre se marchan.

María Angélica Troncoso

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