Si se hablara de los innumerables casos de corrupción que se viven a diario en las cárceles de Colombia, serían muchas las páginas que se escribirían sobre el tema.
El Estado colombiano no ha sido capaz de tomar el control en los centros penitenciarios. El Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario, Inpec, es la entidad que está al frente de los centros carcelarios en Colombia, se supone… Sin embargo, en estos mandan los privilegiados, entre los que se encuentran criminales surgidos de la ilegalidad o incluso desde lo legal, quienes mandan a su antojo, tienen el poder político y el dinero para hacerlo. Esos llamados patrones muchas veces cogobiernan a través de los caciques de patio o lo hacen de forma directa en esos espacios donde la resocialización es una burla a la inteligencia humana.
Ante este panorama de poderes, surge la inquietud sobre quién verdaderamente fiscaliza el ingreso a las cárceles, cómo se hace el control para evitar, por ejemplo, que Freyner Alfonso Ramírez, alias Carlos Pesebre, tenga diez celulares en la cárcel de Valledupar, desde donde imparte instrucciones a Camilo A, y paga la nómina paralela que le da protección oficial adentro y afuera; además de poder mover un grupo de abogados entre los que se encuentra un candidato a cargos de elección popular, buscando empapelar o matar a sus enemigos. Igual pasa en la cárcel de máxima seguridad de Itagüí, donde criminales consagrados hacen derroche de poder ya que tienen la posibilidad de comunicarse con sus organizaciones afuera y adentro.
El último caso que se conoce, que no es el primero y, como van las cosas, no será el último
Ayer, 1 de agosto, se empezó a mover la vida carcelaria en el centro penitenciario de Itagüí. Dicen que algunas “Firmas” estaban ingresando, se presume que había reunión de algunos “duros” del gatillo. La gente que habita la cárcel sabe cuándo algo se mueve, es imposible ocultar la llegada de personajes con poder en el bajo mundo, ya que estos entran y salen a su antojo, la protección oficial da esas posibilidades, nadie las tiene excepto ellos, tienen poder, dinero y relaciones.
Los internos se dieron cuenta inmediatamente de que hacia el mediodía llegaron los emisarios de Carlos Chata a la cárcel. Al parecer nadie los vio entrar, pero todo el mundo sabía que habían llegado a una cita importante.
Los trabajadores de Carlos Chata, entre los que se encontraba su segundo, llegaron a un patio, luego se trasladaron al patio 2, sitio donde se realizaría la reunión presuntamente con Mwpicio Zapata Orozco, alias Chicho, al parecer el responsable del homicidio del gerente de Coopebombas y gran amigo de Diego Chamizo, conocido también como la Garza, el Chamo o BJ, sujeto que podría tener participación como autor intelectual en el homicidio del líder social y miembro de Corpades, Jhon Alexander Pulgarín.
Análisis Urbano fue informado por fuentes cercanas a la reunión que esta se hizo para concretar algo “grande” en la ciudad. Al parecer, tiene que ver con la posible negociación que estaría llevando Carlos Chata con el gobierno americano para su entrega. Hay indicios que apuntan a que el poder le sería entregado a Diego Chamizo, considerado aliado estratégico de Chata y los Gaitanistas a la cabeza de Don Gabriel o Gabriel Paraco en el Valle del Aburrá.
Análisis Urbano, en aras de evitar el rifirrafe acostumbrado de la negación oficial y las ruedas de prensa mediáticas, propone que se revisen los videos —si es que todavía existen— y se observe el ingreso de personas al citado centro carcelario, por ejemplo, el de un hombre que, según testimonios, se viste como un pastor, camisa de manga larga verde clara, alto, moreno y de pantalón, al parecer salía directo de allí para hablar con Carlos Chata.
Finalmente, preguntamos, ¿dónde está la inteligencia del Estado que no se da cuenta de que en sus narices los criminales acuerdan y reorganizan el crimen de la ciudad metropolitana? ¿O sí se dan cuenta y miran para otro lado mientras la delincuencia asume el poder de los centros penitenciarios? ¿Será necesario establecer un control directo de la dirección general de la Policía, en cabeza de la Dijín, que revise minuciosamente quién ingresa o sale de las cárceles en Colombia? ¿Hasta cuándo serán las cárceles colombianas centros de reafirmación del delito y la corrupción?
Píldora urbana
¿Será cierto que hay delegados de la institucionalidad de Medellín realizando reuniones con alias Monín, de la comuna 9, buscando el fortalecimiento de un nuevo pacto que beneficie algunos personajes en la contienda electoral que ya inició?