Medellín (Colombia), 22 ago – El tradicional Desfile de Silleteros recuperó el alma, aunque no lo hiciera en las calles. Más de medio centenar de campesinos vibraron este domingo en la ciudad colombiana de Medellín con su florida tradición en el cierre de la Feria de las Flores.
Un total de 510 campesinos reaparecieron en la capital de Antioquia para hipnotizar en una edición histórica, que tuvo a un estadio de fútbol como escenario del reencuentro con los espectadores.
«Nosotros sin público no somos nada», dijo a Efe el silletero Miguel Ángel Soto, quien en la madrugada dejó la vereda (aldea) Piedras Gordas para decirle al mundo, a través de su silleta, que «Medellín vuelve a florecer».
Este año no se dio el regreso a las calles, como lo anhelaban estos cargueros, la mayoría de ellos floricultores, que portan en sus espaldas los soportes de madera adornados con floridas coronas. La pandemia de nuevo lo impidió, igual que en 2020 con ese desfile sui géneris en un parqueadero del corregimiento (caserío) Santa Elena, el hogar de esta tradición.
UNA COLORIDA MEDELLÍN
Sentir los aplausos y la ovación de la gente es, según Soto, «una alegría para nosotros porque ya van dos años sin poder desfilar en esta ciudad, donde tenemos (puestos) los ojos de toda la gente».
Para los silleteros, volver a compartir entre pares y exhibir sus creaciones llenó de sentido la edición 64 del desfile, que regresó al estadio Atanasio Girardot después de 26 años para recibir a 15.000 espectadores.
El cambio de escenario se dio, según explicó el secretario de Cultura ciudadana, Álvaro Narváez, «para construir un desfile con aforo controlado» y darle un cierre con «broche de oro» a la feria, que esta vez tuvo a 24 carrozas recorriendo los barrios con las 55 silletas galardonadas en ocho categorías.
En este particular festejo, cargado de color y cultura, hubo espacio para los pioneros –primeros cargueros–, quienes volvieron a ponerse sus trajes, a contar sus historias y a elegir lo mejor de su jardín para armar vistosos arreglos.
Entre ellos está Ana Olga Londoño, de 75 años, experta en cargar a cuestas su arte. Ella, en medio de cientos de flores, las mismas que cargó por primera vez en 1957, disfrutó de otro momento para perpetuar la tradición silletera, declarada en 2014 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Nación.
«El desfile es magnífico para nosotros y el mundo», comentó la silletera, y agregó que después del confinamiento por el coronavirus, «este año sí se hizo realidad; Dios nos dio la oportunidad de volver para darle colorido a Medellín».
LA SILLETA DE LA INCLUSIÓN
Ya con el Atanasio convertido en un tapiz floral y eufórico por los conciertos, vino un momento especial con el nacimiento de la categoría Inclusión con Juan David Gallego, de 24 años, desfilando en silla de ruedas.
«Traje un mensaje de adaptación», expresó a Efe el joven, quien quedó parapléjico hace un año y medio en un accidente.
Estando en hospital diseñó una silleta adaptada a una silla de ruedas, a la que le dio alma con reflexiones sobre la vida, el tiempo y el virus. «Me decían que buscara a alguien que cargara mi silleta, pero fue más el amor a mi tradición que las circunstancias», relató.
Entretanto, el rey del desfile terminó siendo Luis Felipe Londoño, de la vereda El Placer, al imponerse en la categoría Artística y posteriormente convertirse en el ganador absoluto de la edición 2021 con una silleta de 90 kilos y con 15 variedades de flores, inspirada en una chiva (bus escalera) y con el mensaje: «Que nuestro camino sea la fuerza, la fe y el amor».
El alcalde de Medellín, Daniel Quintero, indicó en la víspera de la celebración que a la ciudad llegarían unos 26.000 turistas. Las expectativas se cumplieron. Según el Observatorio Turístico de Medellín (OTM) durante la Feria de las Flores, que tuvo programación presencial y virtual, se ocupó el 66 % de la capacidad hotelera.
Jeimmy Paola Sierra
EFE