Santa Cruz de La Palma (España), 20 de septiembre de 2021.- La isla de La Palma, en el archipiélago español de las Canarias, se prepara para la previsible llegada al mar hoy mismo de la lava que emana del nuevo volcán que el domingo entró en erupción, ante la posibilidad de que genere explosiones y emisiones de gases nocivos.
Frente a ello se intensifica el dispositivo de seguridad y se sucede la adopción de medidas, como el establecimiento de un perímetro de exclusión por mar o controles por parte de las fuerzas de seguridad para impedir el acceso por tierra a la zona afectada.
(En Contexto: El Servicio Geológico de EE.UU. lo tiene claro: no se crean el cebo del tsunami)
Hasta el momento, los núcleos más vulnerables por el avance de la lava son El Paraíso y Todoque (Los Llanos de Aridane), aunque las coladas de lava se adentran en Tazacorte y se prevé que lleguen a la costa en unas horas, hacia las 20.00 hora local de hoy (19.00 GMT), tras atravesar esos municipios.
Y en su camino hacia el mar las coladas han arrasado casas, caminos e infraestructuras y han obligado hasta el momento a la evacuación de unas 5.500 personas, después de que hoy se haya procedido a desalojar a cuarenta viviendas en Tazacorte, según el Plan Especial de Emergencias por Riesgo Volcánico de Canarias (Pevolca).
Además, se mantiene activa la alerta por incendios forestales, para lo que están movilizados tanto bomberos como brigadas forestales de distintas administraciones y la Unidad Militar de Emergencia (UME, grupo de las Fuerzas Armadas españolas encargado de intervenir en casos de catástrofe, calamidades o riesgos graves, entre otros), acompañando la colada y controlando el perímetro.
Para conocer de primera mano la situación, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se desplazó a la isla y, tras asistir a una reunión del comité director del Pevolca, aseguró que «toda España está con La Palma», puso en valor la unidad de respuesta de todas las administraciones para hacer frente a un fenómeno natural «tan insólito» (la última erupción en la isla fue hace cincuenta años) y subrayó que, aunque hay efectos que no se pueden reponer como la pérdida de hogares y toda la carga emocional que conlleva, nadie quedará dañado económicamente por las consecuencias del volcán.
También la Unión Europea (UE) ha ofrecido su apoyo incondicional y hoy activó a petición de protección civil el servicio de mapeo rápido de sus sistema de satélites Copérnico para seguir la erupción y utilizará en concreto el satélite Sentinel 2 para tener controlada la zona.
Y es que, según el jefe del Gobierno regional de Canarias, Ángel Víctor Torres, el volcán va a seguir activo «los próximos días» y la erupción provocará graves daños en terrenos, viviendas y cultivos, por lo que ha pedido a la población extremar las medidas, aunque, insistió, lo positivo es que «no se ha atendido a nadie por problemas de salud ni daños personales».
En la misma línea, los expertos alertan de que los ríos de lava sepultarán comunicaciones terrestres, eléctricas y telefónicas.
Además, como explicó a Efe el catedrático de Geología de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria José Mangas, se creará una lluvia ácida cuando la lava llegue al mar.
La erupción de este volcán es de tipo estromboliano, caracterizada por pequeñas explosiones de materiales en estado pastoso, que suceden en pocos minutos u horas, acompañadas por derrames de coladas de lava, y arrastran varios metros cúbicos de lava por segundo.
El comité científico del Pevolca recomienda un radio de exclusión de dos kilómetros en torno a los centros de emisión para minimizar el riesgo de impacto de piroclastos y la exposición a gases tóxicos por este nuevo volcán, que está emitiendo de 6.000 a 9.000 toneladas diarias de dióxiodo de azufre (SO2) y ha formado una colada con una altura media de seis metros que avanza a 700 metros por hora.
De acuerdo con los expertos, la erupción continúa mostrando el mismo estilo eruptivo fisural: dos fisuras alineadas de norte a sur y separadas entre sí unos 200 metros, con varios puntos de emisión. Además, se estima que los gases emitidos puedan alcanzar los 3.000 metros de altura.
Desde el inicio de la erupción el domingo se mantiene una señal de tremor volcánico de gran amplitud que se registra en todas las estaciones sísmicas y, aunque se observa una disminución de la sismicidad, siguen registrándose algunos movimientos de magnitud inferior a las observadas ayer, pese a lo cual no se descarta que haya terremotos sentidos.
Además, se continúan constatando deformaciones, principalmente en la zona más cercana a la erupción, alcanzándose una deformación acumulada máxima de 20 centímetros.