Copacabana (Bolivia), 10 de noviembre de 2021.- Tres nadadores franceses, uno sin extremidades superiores e inferiores, iniciaron este miércoles una aventura nadando en las aguas del lago Titicaca a más de 3.800 metros de altitud, comenzando en el lado boliviano y pretenden llegar a Perú en unos diez días.
Théo Curin, un experimentado nadador y medallista paralímpico de Francia, tuvo la «loca» idea de cumplir un desafío que él mismo se había propuesto: nadar en las frías aguas del lago navegable más alto del mundo.
Para ello convocó a otros dos experimentados nadadores y aventureros para que el denominado «Desafío Titicaca» sea una realidad, y Efe los acompañó en el arranque de esta aventura.
Se trata de la francesa Malia Metella, cinco veces campeona de Europa en piscinas cortas y largas, y Matthieu Witvoet, quien recorrió casi una veintena de países en bicicleta en 2017 descubriendo soluciones locales a los residuos plásticos.
Los tres nadadores se prepararon alrededor de quince meses a distancia del Titicaca para adaptarse a las particularidades del lago que se encuentra a 3.812 metros de altitud y que es considerado sagrado por la mayoría de las poblaciones fronterizas de Bolivia y Perú.
Además de probar sus límites, los tres nadadores difundirán un mensaje para preservar el medioambiente e incentivar a las poblaciones a contribuir con el cuidado del lago que está contaminado.
EL INICIO
Los tres nadadores comenzaron su travesía con un acto realizado por las autoridades de Copacabana, en Bolivia, que los despidieron otorgándoles reconocimientos y declarándolos «huéspedes ilustres».
El Concejo Municipal les entregó el certificado acompañado de una pequeña estatua que reconoce el valor de su travesía.
Luego las mujeres indígenas les pusieron una especie de collares a los tres nadadores que estaban hechos de pasankallas, un tradicional maíz inflado dulce, demostrando su respeto por la travesía que iban a comenzar.
Luego de los actos, los tres franceses se dirigieron a su bote para cambiarse y ponerse los trajes de neopreno negro especialmente hecho para cada uno que les ayudará a soportar las bajas temperaturas del lago.
También utilizan unas gorras naranjas, lentes y unas «aletas» en los pies que serán imprescindibles durante los próximos diez días que aproximadamente durará esta aventura.
En el caso de Curin, de 20 años, que perdió sus extremidades inferiores y superiores de niño producto de una meningitis, también utiliza una especie de guantes que le ayudarán a nadar.
Los tres se notaban concentrados en su preparación antes de ingresar al bote que está fabricado especialmente para esta travesía con material reciclado de otras embarcaciones e incluso de un teatro de Francia, el cual será jalado por los nadadores durante toda la aventura.
Ese bote que pesa unos 400 kilos es el «símbolo» de la travesía, que se convertirá en el hogar de los nadadores hasta que lleguen a las islas Uros en Perú, que se encuentran a unos 122 kilómetros.
Además se llevan provisiones liofilizadas en bolsas reutilizables, también filtrarán el agua del lago para beberla y harán todo lo posible para generar el menor impacto al Titicaca.
Los nadadores manifestaron que se encontraban nerviosos y ansiosos de iniciar el recorrido que comenzó en la playa de Copacabana en Bolivia en medio de un día que inició nublado y frío.
El primero en entrar al agua fue Malia Metella, le siguió Théo Curin y el último en ingresar fue Matthieu Witvoet, quienes nadaron por unos minutos para adaptarse a los 12 grados del lago.
Otros nadadores bolivianos, algunos de la Armada boliviana, acompañaron los primeros metros del recorrido mientras dos de los franceses jalaban el bote con sus cuerpos mientras nadaban.
También les acompañaron el grupo de música autóctona, las autoridades locales y un equipo de la Armada boliviana que seguían de cerca el recorrido mientras algunos aplaudían para impulsarles a seguir adelante.
UN SUEÑO HECHO REALIDAD
El comienzo de este gran desafío significa para los tres nadadores un sueño hecho realidad por el que fueron constantes y disciplinados con los entrenamientos que consistieron en varias horas en piscinas frías, con hielo y cargando kilos de arena que simulaban ser el barco que será su hogar.
Witvoet contó a Efe que esta aventura será un «desafío difícil» especialmente por la altura que es lo que más le ha preocupado desde que empezó sus entrenamientos.
«No será un desafío fácil, por eso también lo queremos hacer», sostuvo Witvoet.
Al terminar su aventura, el bote servirá de herramienta para que el Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD) pueda realizar estudios científicos y de investigación en el lago Titicaca.
Yolanda Salazar
EFE