Moscú, 12 de noviembre de 2021.- La crisis migratoria en la frontera entre Bielorrusia y Polonia ha sido cocinada a fuego lento por el autoritario líder bielorruso, Alexándr Lukashenko, arrinconado por las sanciones occidentales y necesitado de una herramienta de presión sobre la Unión Europea (UE).
«Lukashenko es una persona muy vengativa. Quiere castigar a Europa por no reconocerle como legítimo presidente tras las fraudulentas elecciones de agosto de 2020», comentó a Efe Pável Latushko, exministro de Cultura bielorruso.
La tensión se mantiene en la frontera, adonde siguen llegando de momento grupos de inmigrantes con la esperanza de cruzar al otro lado, aunque la aerolínea estatal Belavia dejó hoy de aceptar a ciudadanos de Irak, Siria y Yemen procedentes de Turquía.
TODO QUEDA EN FAMILIA
Según Latushko, que está exiliado en Polonia, el plan migratorio fue aprobado «personalmente» por Lukashenko en abril pasado.
«El coordinador es su hijo, Víctor (antiguo asesor de seguridad nacional), que viajó entonces a varios países de Oriente Medio para organizar la llegada de inmigrantes irregulares», señala en conversación telefónica.
Los ejecutores de esa «operación especial» serían el KGB, el Comité Estatal de Fronteras y el Ministerio de Exteriores.
El plan constaba de tres etapas. Una primera con el envío de cientos de inmigrantes a la frontera con Polonia y las repúblicas bálticas, los países que más activamente apoyaron a la oposición democrática bielorrusa antes y después del fraude en las elecciones presidenciales en agosto de 2020, detonante de las sanciones occidentales.
La segunda etapa, la actual, según el dirigente opositor, consistiría en llevar a miles de refugiados para que acampen en la frontera y después «vender a los medios de comunicación occidentales lo duro que es la vida de los inmigrantes, de forma que Europa acepte acogerles».
En el aeropuerto de Minsk hay un consulado del Ministerio de Exteriores. «El visado cuesta 180 euros por cabeza. Bielorrusia les da un visado grupal, que cuesta sólo 30 euros, y la diferencia va a los bolsillos del Estado», explica.
«Cada día la Administración presidencial se embolsa unos 100.000 euros de dinero negro» que ganan las agencias turísticas que gestionan la llegada de esos «turistas» irregulares, señaló.
CHANTAJE VERSUS SANCIONES
El objetivo final sería presionar a Bruselas «para que levante las sanciones» adoptadas por el fraude electoral, la brutal represión de las protestas opositoras y el aterrizaje forzoso de un vuelo europeo en mayo pasado para detener a un periodista opositor.
«También busca desviar la atención de los problemas internos. Diariamente hay detenciones, condenas y despidos. Entre rejas hay miles de presos. También está el problema de la covid-19, ya que Bielorrusia no ofrece información fiable», apunta.
El opositor también advierte que el próximo paso es «crear un conflicto militar» en la frontera.
Para ello, los guardias fronterizos están entrenando en una base de operaciones especiales en la región de Vitebsk a dos grupos de iraquíes e afganos «con diez miembros cada uno y experiencia en combate», sostiene.
Una unidad del KGB habría viajado a finales de octubre a una base militar en Tayikistán para recoger un cargamento de armamento -armas de fabricación rusa y estadounidense- procedente de Afganistán.
Latushko, quien recuerda que debido a la timidez sancionadora europea Lukashenko ha podido «ahogar la protesta, reforzar su poder y montar este lío», advierte que en un futuro Minsk podría recurrir al tráfico de material nuclear o de las drogas procedentes de Asia Central.
«La UE tiene que adoptar sanciones duras, no como hasta ahora. Debe incoar casos penales por la guerra híbrida lanzada por el régimen. Ya han muerto ocho inmigrantes. Mientras tenga la iniciativa, Lukashenko seguirá creando problemas», subrayó.
BLOQUEO DEL FLUJO DE ORIENTE MEDIO
La abogada bielorrusa Aliona Chéjovich, experta en inmigración, también denunció a Efe que es Minsk quien está detrás de la llegada de inmigrantes a la frontera de la UE y pusieron en duda la alusión de Lukashenko a supuestas «estructuras mafiosas» europeas.
«Las autoridades fueron quienes lanzaron hace varios meses una campaña publicitaria en la que Bielorrusia figuraba como el país de tránsito hacia la UE», comentó esta semana desde Minsk.
Al negarse a recibir iraquíes, sirios y yemeníes de Turquía, Belavia cerró hoy, junto a Turkish Airlines, una de las rutas utilizadas por los migrantes para llegar a Minsk y desde allí cruzar la frontera con la UE.
La Aviación Civil de Turquía confirmó que se impedirá que ciudadanos de esos tres países árabes compren billetes o se suban al avión «debido a los problemas de cruce ilegal de fronteras«.
En la misma línea, la Comisión Europea (CE) ha obtenido el «compromiso» de diferentes aerolíneas que operan desde Oriente Medio para evitar el traslado de los migrantes hasta la antigua república soviética.
EFE