Buenos Aires, 12 de noviembre de 2021.- Argentina entró este viernes en período de reflexión para las elecciones legislativas del próximo domingo, unos comicios que renovarán la mitad de los escaños del Congreso y un tercio de las bancas del Senado.
La veda electoral está vigente desde las 08.00 hora local (11.00 GMT) de este viernes y comprende la prohibición de realizar actos proselitistas y de publicar o difundir encuestas por los medios de comunicación.
Asimismo, la ley electoral argentina prohíbe desde las 20 horas del sábado hasta las 21 del domingo la venta de bebidas alcohólicas, tiempo durante el que tampoco estarán permitidos los espectáculos populares al aire libre o en recintos cerrados.
Todas estas restricciones rigen hasta tres horas después de cerrados los centros de votación a las 18.00 hora local (21.00 GMT) del domingo.
UNAS ELECCIONES DECISIVAS
Un total de 34,3 millones de electores están habilitados para acudir a las urnas en estas elecciones legislativas, que renovarán 127 de los 257 escaños de la Cámara de Diputados y 24 de las 72 bancas del Senado.
En Argentina, el voto es obligatorio para los ciudadanos de 18 a 69 años y optativo para los jóvenes de 16 y 17 años y quienes tengan 70 o más años.
En las primarias de septiembre, que sirvieron para elegir a los candidatos a diputados y senadores, la coalición opositora de Juntos por el Cambio obtuvo más del 40 % de los votos en todo el país, mientras que el oficialista Frente de Todos cosechó poco más del 30 %.
En caso de que se repitan estos resultados, el oficialismo perdería el quórum propio en el Senado y podría reducir su presencia en Diputados hasta prácticamente quedar en igualdad numérica o, incluso por debajo, del bloque de Juntos por el Cambio.
POSTURAS DEL OFICIALISMO Y LA OPOSICIÓN
Ambas coaliciones cerraron este jueves su campaña electoral con sendos actos multitudinarios en la provincia de Buenos Aires, el mayor distrito electoral del país, entre críticas cruzadas y ovaciones de sus respectivos seguidores.
El Frente de Todos celebró su acto principal en el municipio bonaerense de Merlo, el mismo lugar en donde hace dos años se anunció la fórmula presidencial que resultó ganadora en las elecciones del 2019: Alberto Fernández como presidente y la exmandataria (2007-2015) Cristina Fernández de Kirchner como vicepresidenta.
El propio jefe de Estado fue el último orador e hizo especial énfasis en la incipiente recuperación económica, con crecimiento sostenido de la actividad industrial y de las exportaciones, así como en los progresos del plan de vacunación, que alcanzó a más de 27,2 millones de personas con dos dosis.
«Vamos a tratar de dar pasos firmes para que ese crecimiento que nosotros vemos llegue a cada argentino y cada argentina. No nos basta de nada que el PBI (producto interior bruto) crezca más de nueve puntos si la vida de los argentinos no mejora», manifestó Alberto Fernández, que también criticó la «deuda impagable» tomada por su predecesor, el conservador Mauricio Macri (2015-2019).
De hecho, el partido de Macri es uno de los integrantes de la coalición de Juntos por el Cambio, máxima favorita para las elecciones del domingo y que en las primarias de septiembre logró imponerse en feudos clásicos del peronismo, como son las provincias de Buenos Aires, La Pampa o Santa Cruz.
En el último tramo de campaña, la oposición centró su discurso en la mala situación económica que atraviesa el país suramericano, con una inflación interanual del 52,1 % en octubre y un dólar al alza en el mercado informal de divisas ante los temores de una nueva devaluación.
«Este 14 de noviembre se discute qué país queremos. Un país con progreso o estancamiento», dijo la cabeza de la lista de candidatos a diputados de Juntos por la provincia de Buenos Aires, Diego Santilli, quien propuso leyes para dar igualdad de condiciones para estudiar, evitar más impuestos y votar un código penal para que los delincuentes cumplan las condenas.
UNA ECONOMÍA DEPRIMIDA
Los argentinos acudirán a los centros de votación con una economía que este año crecerá en torno al 9 % en comparación al 2020, cuando el PBI se desplomó un 9,9 % debido a las medidas de aislamiento obligatorio.
Sin embargo, el crecimiento sostenido de los precios y la consecuente caída del poder adquisitivo han provocado que un 40,6 % de la población esté bajo la línea de la pobreza, según datos oficiales del primer semestre del año.
En este contexto, el Ejecutivo tendrá por delante dos grandes desafíos tras las elecciones: contener la brecha cambiaria entre el dólar oficial y el informal, también llamado «dólar blue», y cerrar un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para refinanciar una deuda de 44.200 millones de dólares.
EFE