Columna de opinión publicada en EL FICHERO.
Por: Fernando Quijano
6 de junio , 2016
Durante décadas, criminalidad y violencia han asolado a la ciudad de Medellín y su área metropolitana, cada cuatrienio los aspirantes a alcaldías y gobernaciones le presentan a la ciudadanía el programa de gobierno que van a implementar si ganan las elecciones. En este anuncian lo que van a hacer en materia de seguridad y lucha contra el crimen, igualmente en lo relacionado con convivencia, paz y desarrollo social. Claro está que lo pregonado pocas veces se hace realidad, siempre hay una agenda oculta que contiene el verdadero plan que se va a desarrollar. Cada programa busca desactivar lo violento y criminal del conflicto urbano de muchas maneras, sin embargo, la estrategia casi nunca funciona, porque el despilfarro de recursos es la hoja de ruta.
Hay tres estrategias de seguridad que se vienen a mi cabeza por su desacierto e improvisación; una utilizó las tomas militares con aliados paramilitares, la otra pasó de lo meramente represivo a la construcción de pactos entre el crimen y a su vez pactó con la institucionalidad, pactos a la sombra hechos con estructuras paramafiosas. La última que recuerdo armó con radios, armas amparadas, carnés y protección oficial a las Convivir para así poder vincularlas al modelo de seguridad urbano. En consecuencia, el crimen como pilar de la estrategia de seguridad.
Lo claro es que todas han fracasado estrepitosamente aunque hayan sido maquilladas por el enorme gasto en publicidad para lavar la imagen de la ciudad y obviamente de su institucionalidad.
Cinco meses lleva el gobierno municipal del “sí”, en cabeza de Federico Gutiérrez. Cinco meses de anuncios que desencadenan intervenciones en algunas zonas críticas de la ciudad. Se podría interpretar que la estrategia de seguridad integral basada en reconocer la verdad sobre la situación de seguridad, intervenir y darle la cara a los problemas ha funcionado. A veces pareciera que sí y a veces no. La ambivalencia que esgrimo la sustento en lo acaecido en los meses de abril y mayo. El primero se presentó como uno de los meses menos violentos en cuarenta años, solo se presentaron 23 homicidios; el segundo rompió con el triunfalismo, 52 homicidios indicaron que hay algo que no funciona en la estrategia de seguridad del nuevo alcalde.
A Federico Gutiérrez, un hombre al que le reconozco que conoce de seguridad y ha caminado la ciudad, se le ven las ganas de trabajar por Medellín, pero respetuosamente debo recordarle que no solamente el saber de seguridad, conocer el municipio y tener ganas sirven para derrotar el crimen y la violencia; también es necesario contar con un equipo de trabajo confiable, serio, responsable y, sobre todo, crítico de las decisiones del mandatario.Igualmente debe tener armonía, confianza, coordinación y sincronización con el resto de la institucionalidad, en este caso representada por la Policía metropolitana, la Fiscalía, la Procuraduría, entre otros.
Déjeme decirle que eso no existe. Dudas deberían asaltar su mente señor alcalde sobre ciertos representantes de las instituciones ya mencionadas., ¿Por qué no genera un revolcón interno y externo en el equipo que trabaja la seguridad en Medellín? ¿Qué espera señor alcalde para hacerlo? Aunque usted no lo crea, en las calles de la ciudad y los pasillos de La Alpujarra se comenta en voz alta que su confianza está menguada frente a la dirección de la Fiscalía de Medellín, ¿Por qué no empieza a dar el giro a la estrategia de seguridad solicitando cambios en ella? Recuerde, señor alcalde de Medellín, que no es tiempo de timideces.
Me tomaré el atrevimiento de generarle más dudas sobre su equipo de trabajo interno y externo. ¿Se ha preguntado usted por qué no funcionan a plenitud los planes de intervención? Podría ser porque en los coequiperos se encuentran personajes funestos o grises que representan intereses particulares ya sean del crimen o el poder real de la ciudad.
¿Creé usted que la inteligencia y la tecnología son sus mejores aliados? Permítame decirle, mirándolo a los ojos, que no; la primera sigue entregándose de manera descarada a los encantos del crimen urbano con sus consabidas dádivas representadas en dinero, lujos, placeres y demás, la segunda podría ser obsoleta. ¿Se ha preguntado si las cámaras de seguridad sirven realmente a los propósitos para los que fueron instaladas? Se podría estar llevando una desagradable sorpresa.
Teniendo en cuenta lo anterior, le propongo nuevamente que recobre el eslogan de la campaña, cuando era candidato más o menos independiente: “La seguridad no es de izquierda ni de derecha es un asunto de todos”. ¿No cree que va siendo hora de poner en marcha esa premisa?
La criminalidad va en aumento: vacunas, fleteos, hurtos, explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, pagadiario, contrabando, tráfico de droga, lavado de activos, apuestas ilegales, piratería, homicidios, casas de tortura, desapariciones están al orden del día. ¿No considera usted urgente enfrentarlos con fórmulas estratégicas más contundentes?
¿Por qué no orienta la construcción de un consejo urbano de estrategia de seguridad urbana que permita diseñar e implementar una nueva estrategia que arrincone y desmantele el crimen en Medellín?
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Alcalde Federico Gutiérrez, la paz urbana es urgente, el posconflicto nos debería cobijar a todos los ciudadanos urbanos y rurales, este es el año de la paz y a Medellín parece no importarle tan importante tema. Lo invito a que no permita que nuestra ciudad sea la capital antipaz en Colombia, en sus manos está que eso no ocurra. ¿No será que usted debe pronunciarse y orientar en ese sentido?
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