Madrid, 7 de diciembre de 2021.- Los incendios forestales que a lo largo de 2021 han devastado amplios terrenos en todo el mundo han dejado un total de 1.760 megatoneladas de carbono; además, en varias regiones se registraron los mayores niveles de emisiones, según datos del Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copérnicus (CAMS).
Los registros se recogen por el Sistema Mundial de Asimilación de Datos sobre Incendios (GFAS) del CAMS desde hace 19 años.
Esas regiones concretas son el este y centro de la región mediterránea, Norteamérica, Siberia y el norte de África, según una nota publicada por el CAMS, en la que a su vez describe a abril, julio y agosto como los meses con más emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) registrados como consecuencia de incendios forestales.
Según el científico senior y experto en incendios forestales de CAMS del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (CEPMPM), Mark Parrington, «las condiciones regionales más secas y cálidas provocadas por el calentamiento global aumentan el riesgo de inflamabilidad y de incendio de la vegetación».
Julio tuvo por un tiempo el récord en emisiones globales de 2021 con 343 megatoneladas de carbono liberadas a la atmósfera, un reconocimiento que le duró poco puesto que agostó registró números incluso mayores, con 378 megatoneladas de carbono a escala mundial.
En abril, las regiones marcadas en rojo son Siberia occidental y Canadá; en la primera «un número ingente» de incendios devastó zonas en torno a Omsk y Tyumen, según la nota.
Posteriormente, los incendios forestales en la República de Sajá, al noreste de Siberia, registraron el mayor total veraniego en el conjunto de datos del GFAS de CAMS entre junio y agosto, que fue más del doble que en los años anteriores.
Por esas fechas, el fuego también se encontraba desolando el oeste de Norteamérica, concretamente varias provincias de Canadá, California y los estados del noroeste del Pacífico en Estados Unidos, con un total de 83 megatoneladas de emisiones de carbono a la atmósfera.
El humo resultante llegó a cruzar el Atlántico Norte y, tras mezclarse con las emisiones procedentes de Siberia, alcanzó las zonas occidentales de las islas británicas y el noroeste de Europa a finales de agosto.
En Europa no quedaron libres del fuego; las secas y cálidas temperaturas registradas en verano contribuyeron a que julio y agosto fuesen los meses más críticos en este aspecto; de esta manera, Turquía fue el país más afectado con amplia diferencia, seguido por Grecia, Italia, Albania, Macedonia del Norte, España, Argelia y Túnez.
Al norte de la India, la frecuente quema de rastrojos entre septiembre y noviembre provocó un aumento de los niveles de contaminación, siendo los estados indios de Punyab y Haryana los más afectados, según Copernicus.
EFE