Washington, 26 de enero de 2022 – EE.UU. ha registrado durante los últimos días el primer descenso de contagios y hospitalizaciones desde que comenzó la ola de ómicron en diciembre, pero las muertes siguen en aumento y la Casa Blanca hizo este miércoles un llamamiento a no bajar la guardia y a vacunarse.
Según los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés), el promedio de casos diarios de covid-19 de los últimos siete días es de 692.400, un 6 % menos que la semana anterior, y el de ingresos hospitalarios de 19.800, un 8 % menos.
Es la primera vez que se registra un retroceso en Estados Unidos, el país del mundo con más contagios de covid-19 (72,3 millones) y muertes (más de 873.000) por la pandemia, de acuerdo a los datos de la Universidad Johns Hopkins, mientras la variable ómicron del coronavirus sigue marcando récords en el resto del continente americano.
Pero este decrecimiento no se ha traducido todavía en el número de muertes, puesto que el promedio de la última semana en EE.UU. fue de 2.200 decesos diarios, un 21 % mayor que la semana previa, indican los CDC.
Los científicos que asesoran al presidente Joe Biden siempre han pronosticado que ómicron tendría un avance explosivo, pero también un rápido descenso, tal y como ocurrió en Sudáfrica.
No obstante, para la Casa Blanca todavía es muy pronto para cantar victoria, ya que ómicron es mucho más contagiosa que las anteriores variantes y, si bien suele causar una enfermedad menos grave, su gran expansión ha llenado los hospitales del país a niveles nunca vistos durante toda la pandemia.
«Mucha gente está cansada, pero nuestros hospitales todavía afrontan problemas de ocupación. Han sido dos años muy largos pero hay que seguir las recomendaciones que sabemos que funcionan: llevar mascarilla, vacunarse y recibir dosis de refuerzo», pidió en una rueda de prensa la directora de los CDC, Rochelle Walensky.
La vacunación preocupa especialmente a las autoridades sanitarias en un país donde el combate a la pandemia se ha politizado tanto que buena parte de la población no confía en las medidas de prevención.
Los datos de los CDC apuntan que el 63,5 % de la población estadounidense ha recibido la pauta completa de la vacuna y solo el 40,3 % de los completamente vacunados se han puesto la dosis de refuerzo, que está disponible para mayores de 12 años.
La existencia de vacunas disponibles es tan grande que Estados Unidos anunció este miércoles que ha donado hasta el momento 400 millones de dosis a 112 países, de las 1.100 que ha prometido entregar a varias naciones a lo largo de un año.
En ese sentido, Walensky subrayó que las personas vacunadas con una dosis de refuerzo tienen 68 veces menos posibilidades de morir por covid-19 que las que no están inmunizadas.
De hecho, las cifras de muertes durante la ola de ómicron se han mantenido en los mismos niveles que en la ola causada por la variable delta de verano pasado, a pesar de que el número de contagios ha sido ahora cinco veces mayor.
El equipo de repuesta a la pandemia del Gobierno estadounidense cree que tarde o temprano «todo el mundo» sufrirá la covid-19, pero confía en que las vacunas ayuden a convivir con el virus, como ya ocurre con el de la gripe.
El principal epidemiólogo del Gobierno, Anthony Fauci, explicó que el objetivo es que el nivel de gravedad de la covid-19 «sea suficientemente bajo para que el funcionamiento de la sociedad sea relativamente normal».
Para afrontar la reciente ola de contagios, la mayor desde el inicio de la pandemia, el Gobierno de Estados Unidos ha ampliado los grupos de edad que pueden recibir la dosis de refuerzo, ha habilitado una web para pedir tests gratis y ha anunciado el reparto de 400 millones de mascarillas y la compra de 20 millones de pastillas antivirales.
Pero también ha recibido críticas por las directrices sanitarias, a veces confusas y contradictorias.
Ante la falta de personal en los hospitales, los CDC recomendaron a finales de diciembre levantar la cuarentena de los enfermos asintomáticos a los cinco días sin necesidad de una prueba negativa, lo que fue criticado por asociaciones de médicos.
Eduard Ribas i Admetlla
EFE