París, 7 de abril de 2022.- El candidato socialista a las presidenciales de 2017, Benoît Hamon, avisa que «la banalización» del discurso xenófobo en Francia «ha empobrecido» el debate de las elecciones de este domingo y lamenta que la izquierda ya no sepa «unificar» a los trabajadores, sin importar su país de origen o su religión.
Hamon recibe a EFE en los locales parisinos de la organización que dirige, la ONG Singa Global. Desvinculado del Partido Socialista (PS) poco después de su mal resultado en los comicios de 2017 (6,36 % de los votos), emprendió entonces un nuevo proyecto político, Génération.s, que dejó en suspenso hace ocho meses.
Hoy sus energías se centran en destacar el aporte de los inmigrantes a las sociedades de acogida. A tres días de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, a Hamon le preocupa que «el desinterés» que ha suscitado la campaña y el «empobrecimiento del debate» en torno a la cuestión «identitaria» resulte en «una sociedad de tipo autoritario».
«Lo que me inquieta cada vez más es que el debate de las elecciones no haya jugado el papel de regulador que debería. En una sociedad así el riesgo es que el enfado vaya en aumento y, cuando es así, los primeros en pagarlo son los extranjeros», alerta el antiguo dirigente socialista. Las desigualdades, la ecología o el impacto de las nuevas tecnologías en el mercado laboral han quedado de lado, deplora.
«No ha habido un debate, solo controversias ridículas puestas encima de la mesa por los extremos», agrega. El «gran reemplazo», una polémica idea complotista que buscaría reemplazar a la población judeo-cristiana por una arabo-musulmana, es uno de los ejemplos que Hamon da sobre el vacío de debate en estos comicios.
Abrazada con especial entusiasmo por el candidato ultraderechista Éric Zemmour -en torno al 10 % de intenciones voto-, se trata de una teoría «inventada por un intelectual de pacotilla (Renaud Camus)», recuerda, pero que ha llegado a calar en la derecha clásica de Valérie Pécresse, candidata del partido de Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy.
«Así, las ideas de la extrema derecha se validan, ahora socialmente se muestra la xenofobia violenta, abierta, islamófoba y antisemita. Todo esto se ha banalizado en el espacio público», juzga.
Zemmour, Pécresse y la ultraderechista Marine Le Pen suman al menos el 40 % de las intenciones de voto. El presidente saliente y candidato Emmanuel Macron, favorito a ganar el domingo, no ha refrendado «el gran reemplazo» públicamente, aunque su discurso y medidas contra los inmigrantes sí que se han endurecido en su mandato.
EL ANTIRRACISMO ESTÁ MAL VISTO
Hamon reconoce que en sus más de 25 años en primera línea de la política «ha combatido esas ideas, aunque sin éxito» y admite su desasosiego por la evolución de la opinión pública.
«Antes no nos atrevíamos a decir que éramos racistas, ahora no nos atrevemos a decir que somos antirracistas, antes era inadmisible estigmatizar a los musulmanes, ahora se dice: bueno hay algunos que…», denuncia.
Para el director de Singa, cuya ONG ayudó a evacuar de Kabul a unos 1.200 afganos y que hoy está implicada en la acogida de ucranianos, una posible solución es que los ciudadanos que consideran positiva la inmigración y las sociedades abiertas alcen su voz en el debate público (entre el 30 y el 40 % según las encuestas).
LA INMIGRACIÓN ES TAN ANTIGUA COMO LA HUMANIDAD
Según Hamon, hay demagogia en las promesas electorales de esta campaña, porque «la inmigración es tan antigua como la humanidad». «Decir que se van a cerrar las fronteras -afirma- es tan absurdo como decir que la Tierra es plana».
El excandidato socialista alerta también de que detrás de la «cuestión identitaria» en la que la extrema derecha se escuda «hay un asunto más importante, la social», que la izquierda ha acabado por perder.
«No haber sabido unir las luchas de los trabajadores del campo y de los suburbios, por ejemplo, sabiendo que, más allá de su origen diferente, tienen muchas cosas en común, como los salarios bajos. Históricamente, la izquierda lo ha sabido hacer, pero ya no», concluye.
Antonio Torres del Cerro
EFE
