Redacción Ciencia, 4 de mayo de 2022.- Sustituir el 20 % de la carne de vacuno de aquí a 2050 por proteína microbiana -una alternativa producida en tanques de fermentación a partir de bacterias u hongos- podría reducir la deforestación a la mitad, según un análisis del Instituto Potsdam para la investigación del impacto climático (PIK).
Los resultados de este estudio de simulación computacional se publican en la revista Nature y, según sus autores, sustituir la carne por proteína microbiona «sería un gran comienzo» para reducir el impacto perjudicial de la producción actual de carne de vacuno.
El sistema alimentario es el origen de un tercio de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, siendo la producción de carne de rumiantes la mayor fuente, afirma Florian Humpenöder, autor principal del estudio.
Esto se debe a que cada vez más bosques que almacenan una gran cantidad de carbono se talan para el pastoreo de ganado o para el cultivo de su alimento, y debido a las emisiones de gases de efecto invernadero adicionales de la agricultura animal.
Parte de la solución podría ser la biotecnología existente: biomasa nutritiva y rica en proteínas con textura similar a la de la carne producida a partir de microbios como los hongos mediante fermentación, lo que los científicos llaman «proteína microbiana», explica un comunicado del PIK.
«La sustitución de la carne de rumiantes por proteína microbiana en el futuro podría reducir considerablemente la huella de gases de efecto invernadero del sistema alimentario», afirma Humpenöder, para quien «la buena noticia es que la gente no tiene que temer que en el futuro solo pueda comer verduras, pueden seguir comiendo hamburguesas y similares, solo que estas se producirán de forma diferente».
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores de Alemania y Suecia utilizaron modelización computacional, incluyendo en el análisis la proteína microbiona.
Los escenarios prospectivos se extienden hasta 2050 y tienen en cuenta el crecimiento futuro de la población, la demanda de alimentos, las pautas dietéticas y la dinámica del uso del suelo y la agricultura.
Así, constataron que si se sustituye el 20 % de la carne de rumiante per cápita para 2050, la deforestación anual y las emisiones de CO2 derivadas del cambio de uso de la tierra se reducirían a la mitad en comparación con un escenario sin modificaciones.
La reducción del número de cabezas de ganado no solo disminuye la presión sobre la tierra, sino que también reduce las emisiones de metano del ganado y las de óxido nitroso derivadas de la fertilización de los piensos o de la gestión del estiércol, recuerda Humpenöder.
Isabelle Weindl, otra de las firmantes, detalla que a grandes rasgos hay tres grupos de análogos de la carne: los hay de origen vegetal, como las hamburguesas de soja, y los de células animales cultivadas en una placa de petri, también conocidos como carne cultivada, que hasta ahora son muy caros pero que han recibido mucha atención pública recientemente.
Y está la proteína microbiana derivada de la fermentación, que «consideramos más interesante»; ya está disponible en supermercados, por ejemplo, en el Reino Unido o Suiza.
EFE