Managua, 26 de mayo de 2022 – Más de 50 organizaciones de opositores exiliados y dentro de Nicaragua anunciaron este jueves una huelga de consumo para conmemorar el cuarto aniversario de la llamada “masacre de abril” del 30 de mayo de 2018, en la que al menos 15 jóvenes murieron en un ataque armado contra una marcha antigubernamental.
Los líderes de la iniciativa informaron, en una conferencia telemática, que a partir de ahora los miembros de cada una de las organizaciones que se encuentran en Nicaragua realizarán paros progresivos de combustibles todos los miércoles a partir de junio próximo, disminuirán el consumo de energía y de productos que no sean de primera necesidad.
El objetivo es “suspender el ingreso económico que la dictadura usa para la represión contra el pueblo, disminuir el consumo de energía eléctrica, por ser este uno de los negocios de la dictadura”, explicó el académico Ernesto Medina, miembro de las agrupaciones aglutinadas en el denominado “Espacio de diálogo y confluencia de actores nicaragüenses”.
Las organizaciones también recomendaron expresar solidaridad con las mujeres que perdieron a sus hijos en la “masacre del 30 de mayo”, regalarles una flor, y “fortalecer creativamente y en silencio la organización y articulación interna del pueblo en resistencia activa”.
DESDE EL EXTERIOR
Por otra parte, los nicaragüenses integrados en organizaciones de la diáspora o en el exilio anunciaron que insistirán a la comunidad internacional un “mecanismo efectivo” para lograr que el presidente Daniel Ortega libere a los más de 180 “presos políticos”, así como “visitas presenciales” ante los socios del Banco Interamericano de Integración Económica (BCIE) para que retire los “fondos que financian la represión”.
Adicionalmente, los nicaragüenses en el exterior indicaron que intentarán posicionar la preocupación por los derechos humanos en Nicaragua durante la Cumbre de las Américas de junio próximo en Los Ángeles, Estados Unidos, para que los países participantes “reconozcan la ilegitimidad de la dictadura Ortega-Murillo y actúen en consecuencia”.
Asimismo, informaron que intensificarán las acciones para que el mundo exija el retorno de “la democracia en Nicaragua”, y que se sumarán, en cada país donde viven, a una jornada de ayuno y oración, en apoyo del obispo Rolando Álvarez, el sacerdote Harvy Padilla y “todos los párrocos perseguidos por la dictadura”.
Dichas acciones son antagónicas con la reciente declaración del 30 de mayo como feriado nacional por ser el Día de las Madres, impulsada por el Gobierno de Ortega y aprobada por la mayoría sandinista de la Asamblea Nacional.
“No tenemos nada que celebrar, sólo tenemos luto y dolor, tanto en el exilio, no es un festivo nacional, como lo declaró la dictadura Ortega-Murillo. Las madres estamos firmes y no abandonamos la lucha hasta que logremos justicia”, dijo Fátima Vivas, que en 2018 denunció que su hijo, quien era agente policial, supuestamente fue ejecutado por negarse a disparar contra los manifestantes.
Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), al menos 355 murieron en las protestas antigubernamentales de 2018.
En un pronunciamiento denominado “Nicaragua será liberada de sus secuestradores”, las organizaciones justificaron sus acciones en un “recrudecimiento de la agresión contra el pueblo creyente y no creyente, afectado por la falta de acceso a los alimentos, el desempleo y subempleo, el incremento de los impuestos, la migración forzada, la corrupción, intranquilidad, inseguridad y violencia”.
EFE