Estambul, 2 de junio de 2022.- Los combates entre el ejército turco y las milicias kurdas del YPG (Unidades de Protección Popular) se intensificaron este jueves en el norte de Siria, controlado por Turquía desde 2018, al tiempo que Ankara se prepara para una nueva intervención a gran escala para la que reclama respaldo de la OTAN.
Tras recibir fuego de acoso del YPG, las fuerzas turcas respondieron, causando 11 bajas al enemigo, señala un tuit del Ministerio de Defensa turco, que muestra imágenes de disparos desde tanques y de soldados con armas automáticas.
La aparente intensificación de los combates en esta zona, donde siempre ha habido ocasionales tiroteos desde que Turquía tomó el control en octubre de 2018, expulsando a las YPG, va parejo con las advertencias del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de que quiere ampliar las zonas bajo dominio turco en Siria.
El pasado lunes, Erdogan le explicó por teléfono a su homólogo ruso, Vladímir Putin, la «necesidad» de imponer el control turco también en las zonas que Ankara no consiguió «limpiar de terroristas» en la campaña de 2019.
Aquella operación, que terminó tras una semana de combates mediante un acuerdo con Rusia, aliada con el régimen de Damasco, le dio a Turquía el control sobre una franja fronteriza de 150 kilómetros de largo por algo menos de 30 de ancho en el norte de Siria, incluidas las ciudades de Tel Abiad y Ras al Ain.
Pero no cumplió el objetivo de conectar esta franja con los territorios conquistados en la primera intervención turca en Siria, lanzada en agosto de 2016, que puso fin al dominio de las milicias yihadistas Estado Islámico (EI) al oeste del río Éufrates.
HACIA ALEPO
Aunque en los últimos días, Erdogan ha señalado que la meta general es controlar una franja a lo largo de toda la frontera turcosiria para evitar ataques, ahora precisa que el objetivo de la próxima intervención serían dos zonas al norte y noreste de Alepo, Manbech y Tel Rifaat.
El control de Manbech, una localidad al oeste del río Éufrates bajo control del YPG, siempre ha estado entre las prioridades de Turquía en Siria, y durante años, Ankara reclamaba a Washington infructuosamente que forzara la retirada de las milicias kurdas de ese lugar.
Durante la campaña de 2018, los dirigentes de Manbech llegaron a un acuerdo con el régimen de Damasco y con Moscú para facilitar la entrada de fuerzas regulares sirias y rusas en la ciudad y así prevenir un ataque turco.
Lo mismo sucede en Tel Rifaat, una zona al norte de Alepo con presencia del YPG, que linda con los territorios tomados por Turquía en 2016 y administrados por Ankara con ayuda de milicias sirias alzadas en armas contra el régimen de Bashar al Asad y enfrentadas al movimiento kurdo.
Si Turquía quiere conquistar Manbech y Tel Rifaat para erradicar la presencia del YPG al oeste del Éufrates, debe negociar primero la retirada de las fuerzas rusas o enfrentarse a ellas en un momento en el que intenta perfilarse como negociador entre Moscú y Kiev en el conflicto de Ucrania.
APOYO DE LA OTAN
Aunque hasta ahora, los países europeos han mostrado su desaprobación de las intervenciones turcas en Siria contra las milicias kurdas, aliadas de Estados Unidos en la lucha contra los yihadistas, Erdogan ha señalado que esta vez espera un claro respaldo de la OTAN.
Es una de las condiciones que Ankara exige a cambio de dar el visto bueno al ingreso de Suecia y Finlandia en la Alianza Atlántica, según dejó entrever Erdogan ayer mismo.
«Veremos quién apoya las medidas de seguridad legítimas de Turquía, veremos quién intenta ser un obstáculo. La postura de Turquía respecto al ingreso de Suecia y Finlandia en la OTAN no es oportunismo sino una cuestión de principios de lucha contra el terrorismo», dijo el mandatario al anunciar la operación en Siria.
Si Moscú se niega a facilitar el avance de las tropas turcas, la OTAN se vería ante el dilema de o bien prepararse para un enfrentamiento directo con Rusia en Siria, o asumir un veto de Ankara que dejaría a Suecia y Finlandia fuera de la Alianza.
Ilya U. Topper
EFE