La mujer fue identificada como Rosangela Almeida dos Santos, de 37 años. Según los medios de comunicación de Brasil, Rosangela fue enterrada el 29 de enero.
Sin embargo, el pasado 10 de febrero, vecinos del cementerio Riachao das Neves, ciudad natal en la que ella fue sepultada, escucharon ruidos y gritos que provenían de una tumba.
Los médicos la declararon muerta como consecuencia de un shock séptico tras haber sufrido dos paros cardíacos.
Desde los siete años de edad, de acuerdo con la versión de sus familiares, Rosangela sufría desmayos por lo que debía tomar anticonvulsivos diariamente.
El último ataque fue una semana antes de su entierro. Sus familiares la trasladaron al Hospital do Oeste en Barreiras, en el estado de Bahia.
Después de casi siete días allí, los galenos confirmaron su fallecimiento. En consecuencia, fue sepultada.
Once días después, desde la tumba salían gritos desesperados pidiendo ayuda. Sin embargo, ello causó temor en quienes escucharon los lamentos.
Pero decididos, los vecinos acudieron y abrieron el cofre con ayuda de la Policía local. La mujer ahora sí estaba muerta. En su cuerpo presentaba heridas que no tenía al momento de su muerte. No despedía mal olor y el ataúd también tenía huella de los golpes.
La mamá de Rosangela fue quien explicó que su hija intentó abrir la tumba. “Presentaba heridas que no tenía en el momento de ser enterrada. Trató de abrir la tapa, incluso se notaba que había intentado clavar las uñas. Sus manos estaban heridas como si hubiera estado tratando de salir”, dijo la madre de la ahora muerta.
La familia anunció que presentará una demanda para que se hallen culpables de este hecho y que paguen por sus errores.