Lima, 24 de agosto de 2022.- Una atención actual y con un tratamiento específico para cada persona es clave para atender a los pacientes con dolores crónicos en América Latina y mejorar su calidad de vida, según coinciden los especialistas reunidos en Lima por la Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (Fedelat).
«La idea es que, a cualquier persona que sufre dolor de cualquier localidad (de la región), tenga posibilidad de acceso a una atención, a una atención coherente, individualizada, a un personal de salud o un médico que sepa entender el problema y sepa tratarlo adecuadamente», explicó a Efe el presidente de Fedelat, Marco Antonio Narváez Tamayo.
Para conseguirlo, ve necesario la difusión en la educación del dolor, pero para ello «hay muchas plataformas, muchas opciones de entrenarse», y que los profesionales de salud «puedan tener capacitación en esta temática del dolor».
Para compartir sus conocimientos y conocer experiencias en la región, esta semana se ha celebrado en Lima el XIV Congreso Latinoamericano de Dolor, al que han acudido más de 600 especialistas para promover el avance científico y abordaje de esta enfermedad.
Como parte del encuentro, se lleva a cabo el Congreso Peruano del Dolor, el II Congreso Internacional de Médicos Intervencionistas del Dolor y el XIX Reunión Iberoamericana del Dolor, y cuenta con la participación de más de 40 ponentes de toda Latinoamérica y Europa en diferentes simposios y talleres organizados para tres días.
En el inicio de las reuniones, según explica Narváez Tamayo, alcanzaron un consenso latinoamericano sobre el dolor crónico, «una enfermedad con entidad propia», con el fin de «discutir y analizar una clasificación nueva».
«La clasificación internacional de enfermedades, que por primera vez incluye el dolor crónico como una enfermedad, queremos que sirva de un instrumento para ser socializado en nuestra región, que sea un instrumento que nos permite y abra las puertas para poder tener recursos para investigación, difusión, entrenamiento y capacitación de profesionales de salud», sostiene.
Con ese fin, subraya Narváez Tamayo, «los profesionales en salud de América Latina tienen que tener el suficiente sustento informativo y de educación en dolor que les permita mejor abordaje y mejores resultados».
Sin embargo, subraya que «estandarizar es un poco difícil en medicina y en el dolor en particular», aunque considera necesario que existan «guías clínicas» para «tener una cosa mucho más especifica».
UN PROBLEMA QUE ATAÑE A TODOS
Esta enfermedad, en opinión de la presidenta de la Asociación Mexicana para el Estudio y Tratamiento del Dolor, Rocío Guillén Núñez, «nos atañe a todos».
«El manejo del dolor nos atañe a todos, cualquier médico que se dedique a la atención clínica requiere de tener un conocimiento claro y específico de los modelos de dolor por los cuales las personas acuden de forma más frecuente a su consulta», señala.
Por eso, cree que, «si bien es cierto que existen guías de práctica clínica» y «consensos con relación a diferentes escenarios de dolor», está claro que esta nueva clasificación de las enfermedades «pone de manifiesto» lo que los especialistas ven de forma cotidiana «con relación al dolor».
Guillén Núñez comenta que el tratamiento «ha evolucionado de forma muy importante» en las tres décadas anteriores, pero «existen una serie de lagunas dentro del proceso de la atención a los pacientes con dolor».
«Tener dentro de un catálogo de enfermedades que debe implementar a nivel mundial (…) puede hacer incluso que, desde el punto de vista de la atención pública se conozcan los nombres de las patologías más frecuentes y esto va generar mayor conocimiento por parte de las personas que brindan atención en salud», concluye.
Todo esto debe tener impacto en una población en la que más del 80 % de los pacientes con dolor crónico en el mundo se enfrenta a un manejo inadecuado de su enfermedad.
Solo en América Latina, entre el 27 % y el 42 % de la población lo padece, según estimaciones de Fedelat, pero las carencias de los sistemas de salud y la falta de conocimiento para su adecuado abordaje dificultan el tratamiento.
EFE