Viena, 7 de septiembre de 2022.- Irán sigue adelante con su controvertido programa nuclear y aumentó en tres meses en casi un tercio, hasta 55,6 kilos, sus reservas de uranio enriquecido al 60 %, una pureza cercana al nivel necesario para fabricar bombas atómicas, informó este miércoles el OIEA, la agencia nuclear de Naciones Unidas.

Un informe reservado, al que tuvo acceso Efe en Viena, precisa que la cantidad de uranio enriquecido por Irán a diferentes niveles (2 %, 5 %, 20 % y 60 %), aumentó entre mayo y agosto en 131,6 kilos, hasta 3.940,9 kilos, muy por encima de los límites establecidos por el acuerdo de 2015 que limitaba el programa nuclear iraní.

Esas reservas incluyen más de 300 kilos de otras formas de uranio, como óxidos y placas de combustible nuclear.

Los inspectores destacan además que la decisión de Irán de desconectar decenas de cámaras de vigilancia y verificación del OIEA dificultará sus capacidades para dar garantías sobre la naturaleza pacífica del programa nuclear iraní.

Por eso, las actividades de vigilancia y verificación están «seriamente afectadas», señala el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) en su informe.

Ante la prolongada desconexión de las cámaras, el OIEA habla además de «considerables desafíos» para poder confirmar en el futuro la consistencia del inventario declarado de centrifugadoras, los equipos usados para enriquecer uranio.

En ese sentido, los inspectores destacan que Irán está conectando cada vez más centrifugadoras de uranio modernas, mucho más rápidas y eficaces que las usadas hasta ahora.

Mientras sigue creciendo la producción del material fisible, con posible doble uso, civil y militar, Irán mantiene restringidas las inspecciones en su territorio.

Concretamente, los iraníes niegan a los inspectores visitar cualquier tipo de instalación sin aviso previo, ni tampoco dan acceso a los datos de vigilancia electrónica de la producción de uranio enriquecido.

Teherán decidió desconectar en junio pasado unas 40 cámaras de verificación del acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA, en sus siglas en inglés) como reacción a una resolución crítica de la Junta de Gobernadores del OIEA.

El JCPOA estipula que Irán no debería tener más de 300 kilos de uranio enriquecido en forma de gas, lo que equivale a unos 200 kilos en forma sólida.

Irán, que desde 2019 no cumple sus obligaciones del acuerdo, justifica la producción de uranio enriquecido hasta un 60 % como material dedicado a fines médicos.

Fuentes cercanas al OIEA señalaron hoy ante la prensa en Viena que Irán está aumentando el ritmo de producción de ese uranio enriquecido, ya que está logrando «optimizar el proceso».

Las negociaciones sobre el restablecimiento del JCPOA se encuentran en la recta final, aunque las partes parecen estancadas para llegar a un acuerdo.

La Unión Europea (UE) presentó en agosto una última propuesta para salvar el acuerdo, a lo que Irán y Estados Unidos han presentado sus comentarios.

Teherán condiciona volver a cumplir el JCPOA a que el OIEA dé por finalizadas unas investigaciones de salvaguardias (controles nucleares) sobre trazas no declaradas de partículas de uranio hechas de forma artificial.

En un segundo informe emitido el mismo miércoles por el organismo, los inspectores critican que siguen sin recibir «explicaciones técnicamente creíbles» sobre la presencia de esas partículas en tres instalaciones no declaradas como nucleares.

El director general del OIEA, Rafael Grossi, expresa en el informe su «creciente preocupación» de que Irán no coopera en el esclarecimiento de estas dudas, que se producen en el marco del acuerdo de salvaguardias (controles) entre el organismo y Teherán.

Por eso, concluye el informe, el OIEA no están en condiciones de confirmar que el programa atómico de Irán sea exclusivamente pacífico.

EFE

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