San Sebastián, 17 de septiembre de 2022 – Una frustrada ama de casa burguesa empieza a encontrar sentido a sus días cuando un sacerdote le pide que auxilie a un joven herido en la clandestinidad, trama que Manuela Martelli sitúa en «1976», uno de los años más oscuros de la dictadura chilena de Pinochet y título de esta envolvente película de intriga.
Esta ópera prima, que se presentó este sñabado en el Festival de San Sebastián, cuenta con una destacable interpretación de Aline Küppenheim en el papel de Carmen, una madre de familia adinerada que decide adentrarse en territorios inexplorados, por «una mezcla entre un impulso samaritano y la fantasía de ser otra cosa, de tener otra vida», explica Martelli a Efe.
No se trata de una historia real, pero sí de una suma de distintos relatos y de historias que la también actriz recopiló durante la escritura del guion y la investigación.
El estímulo inicial para escribir la trama le vino a Martelli al enterarse, tras años de silencio en su familia, de que su abuela materna, a la que nunca conoció, se suicidó en el año 1976, uno de los años más oscuros de la dictadura chilena de Augusto Pinochet.
La familia lo achacaba a una profunda depresión, pero ella quiso ir más allá y preguntarse quién fue su abuela, esa mujer que hacía pinturas y esculturas, y que seguramente habría querido ser algo más que un ama de casa. En ella se inspiró para escribir el papel de Carmen.
Por eso, una de las cuestiones que se abordan en la película es la del machismo, y cómo una persona con altas capacidades puede quedar anulada en un entorno opresivo y cargante bajo las decisiones de su padre y después de su marido.
Carmen canaliza esa frustración en la oportunidad que se le presenta de ayudar al joven. Así, a medida que avanza la película, va acercándose a la idea que tiene de ser otra cosa además de ama de casa, madre y esposa. «En el fondo hay una fantasía de ella, una esperanza de que todo puede cambiar», explica Martelli.
Pero el personaje de Carmen «habla también de una clase que está muy alejada de la realidad» y que no es consciente de «cuan graves pueden ser las acciones de uno, o cuan crudo y letal puede ser lo que está detrás de las paredes de su casa».
A la directora y guionista le interesaba indagar en cómo funcionaba la cotidianidad doméstica durante aquella etapa sangrienta, y cómo se vivía el día a día mientras se asistía a desapariciones o se sabía que se estaba tirando a gente al mar.
Así, en su película se ve cómo entre los miembros de una misma familia o entre vecinos se crean tensiones cuando salen a relucir de refilón cuestiones políticas.
«La película habla de cómo nadie quiere ver, dentro de la familia no se habla, es el mecanismo tan humano de protegerse, de no exponerse, no encontrarse con eso que nos duele», remarca la directora.
La película, que concursó en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes (Francia), fue presentada dentro del Festival de San Sebastián por la plataforma Filmin y compite en la sección Horizontes Latinos del certamen, que este año celebra su 70 aniversario.
EFE