Ramala, 22 de septiembre de 2022.- Los ataques de jóvenes armados palestinos, sin afiliación política, contra tropas israelíes y colonos han aumentado en las últimas semanas en Cisjordania ocupada, mientras el Ejército intensifica sus redadas, a menudo violentas, y eleva la alerta ante la creciente debilidad de la Autoridad Palestina.
La violencia entre palestinos e israelíes se ha sumido en una espiral creciente desde el pasado abril, cuando Israel comenzó la operación «Romper la ola» con operativos casi diarios sobretodo en las áreas de Nablus y Yenín, en el norte de Cisjordania, que acaban con decenas de detenidos e incluso muertos.
Desde entonces, más de 2.000 palestinos «sospechosos de terrorismo» han sido arrestados y se han frustrado más de 300 ataques, según el Shin Bet (Agencia de seguridad israelí).
Pero más de un centenar de palestinos han muerto en esas redadas, que a menudo acaban en derramamiento de sangre, no sólo de jóvenes milicianos, sino también de civiles desarmados, como la periodista de Al Yazira Shireen Abu Akleh.
INCIDENTES DIARIOS
«Tenemos incidentes operacionales casi a diario: tiroteos, ataques…», admite un portavoz del Ejército israelí, que se enfrenta ahora a una nueva generación de jóvenes palestinos armados, que no están vinculados a ninguna facción política o milicia, sino que se organizan por su cuenta en contra de la ocupación.
Ante las fiestas del Año Nuevo judío la próxima semana, Israel ha elevado la alerta, especialmente en Jerusalén este y en los asentamientos de Cisjordania ocupada, y reforzado la vigilancia a lo largo del muro de separación, por donde algunos palestinos se cuelan en territorio israelí para perpetrar agresiones, como ocurrió con los autores de los ataques en Tel Aviv y Elad de abril, que dejaron 5 muertos.
La tanda de intensas redadas israelíes casi cada noche comenzó en abril, como respuesta a una inesperada ola de ataques cometidos por palestinos o árabes-israelíes en suelo israelí, que sumaron 18 muertos en poco más de un mes.
Pero en las últimas semanas, se ha visto un resurgir de estos ataques: soldados en puestos de control han sido apuñalados, autobuses israelíes han sido tiroteados, colonos agredidos e incluso hoy mismo un palestino estrelló un coche robado contra la barrera de entrada al aeropuerto internacional de Tel Aviv.
En lo que va de año se han registrado 140 ataques palestinos con arma de fuego, frente a los 98 de 2021 o los 19 de 2020, según cifras del Shin Bet.
El portavoz militar confirmó en estas agresiones un «aumento del uso de ametralladoras carlo», un tipo de armas improvisadas y manufacturadas en los territorios palestinos, otro indicativo del nuevo perfil de miliciano, de entre 17 y 24 años, sin líderes reconocidos, y que usa las redes sociales como herramienta para alentar la «resistencia armada».
NUEVA GENERACIÓN
«Estamos presenciando el ascenso de jóvenes palestinos militantes que no están vinculados en ningún partido, sino que básicamente están hartos de la Autoridad Palestina, no confían en ella. Pero tampoco están esperando a que surja una facción política para liderarlos, están tomando la iniciativa», explicó a EFE director del Centro Palestino de Análisis Político, Jalil Shikaki.
«Para ellos la lucha armada es la mejor manera de disuadir las incursiones de Israel en los territorios ocupados, es la única manera de acabar con la ocupación», añadió sobre estos jóvenes, que no tienen expectativas de futuro ni vivieron «el dolor» que conllevó la violencia desmedida de la Segunda Intifada.
Tanto Israel como los palestinos responsabilizan en gran medida de la situación a la Autoridad Nacional Palestina (ANP): los primeros porque sus fuerzas de seguridad no controlan la situación en el terreno; y los segundos porque consideran que han dejado un vacío y miran hacia otro lado ante las incursiones israelíes.
Sin embargo, cediendo a la presión israelí, las fuerzas de seguridad de la ANP entraron este martes en Nablus a detener a «terroristas de Hamás» señalados por Israel, lo que provocó la ira de esta nueva camada de milicianos y desembocó en una jornada de fuertes disturbios contra las propias fuerzas de seguridad palestinas.
Las facciones de Fatah y Hamás tuvieron que mediar para detener la violencia que se prolongó durante casi 24 horas, pero el episodio demostró que esta nueva generación de jóvenes palestinos está tan molesta con la ocupación israelí como con su propio liderazgo palestino, al que ve como cómplice de la situación.
«Las fuerzas de seguridad de la ANP son débiles, cada vez operan menos, lo que ha hecho aumentar la actividad terrorista en la zona. Israel necesita por tanto actuar por su cuenta, pero la estabilidad también va en el interés de la ANP», puntualiza Shlomo Mofaz, director del Centro de Inteligencia y Terrorismo Meir Amit y coronel retirado del Ejército israelí.
Tanto Mofaz como Shikaki coinciden en que la frustración y la ira de estos jóvenes palestinos deriva de la ausencia de una salida política al conflicto con las negociaciones de paz estancadas desde hace años.
Sara Gómez Armas
EFE