Los meses previos al proceso electoral en México han estado manchados por el asesinato de por lo menos 30 políticos, que según informa el ministro de Gobernación, Alfonso Navarrete, han ocurrido en zonas muy focalizadas como los estados de Guerrero al sur del país y Jalisco al occidente. Analistas del ámbito político temen que la situación tienda a empeorar a medida que se acerquen las elecciones.
El ministro Navarrete dice que “el exhorto debe ser inmediato: no generar suspicacias en el ejercicio de la responsabilidad» y apelar al «diálogo» para resolver las diferencias».
Aunque el ministerio ha ofrecido protección a los diferentes candidatos y partidos, ésta no ha sido bien recibida por parte de los mismos, e inclusive se han presentado quejas por presunto espionaje por parte de agentes de los servicios de inteligencia gubernamentales hacia el candidato presidencial Ricardo Anaya, de la coalición “izquierda-derecha”
Ha sido el proceso electoral más violento registrado en lo que va del siglo, en enero el asesinato de 25 políticos municipales y regionales, así como aspirantes a la jornada electoral donde se elegirán al nuevo presidente, 500 diputados federales, 128 senadores y 9 gobernadores, entre otros cargos.
Dentro de los políticos fallecidos se encuentran nueve pertenecientes al partido de izquierda Partido de la Revolución Democrática (PRD), nueve al gobernante Partido Revolucionario Institucional, dos militantes de Movimiento Ciudadano (MC), uno del conservador Partido Acción Nacional (PAN), uno del izquierdista Partido del Trabajo (PT), uno de la centrista Nueva Alianza y uno del clandestino Partido de los Pobres del estado sureño de Guerrero, informó la cadena Ansa