Análisis Urbano conoció que las estructuras ilegales que se disputan el territorio en los límites entre Belén y el corregimiento Altavista no han dejado un solo instante de dispararse.
Al parecer tienen la suficiente munición para realizar hostigamientos, en un intento por demostrar cuál de las facciones tiene más armamento, más miembros, más poder y más sangre fría para asesinar a sus oponentes. Y no les importa si en la línea de tiro se cruzan personas inocentes.
Por ejemplo, este miércoles 4 de abril, cuando ingresaban los niños al colegio Débora Arango, a las 12:45 p.m., los disparos hicieron correr a los estudiantes que salían de clase y a los que ingresaban. La zozobra se apoderó de niños y adolescentes que no hallaban dónde esconderse. Fueron momentos de angustia.
Análisis Urbano manifiesta su rechazo absoluto por este acto vil e inhumano e invita a los violentos a que respeten la vida de las personas inocentes: niños, mujeres y ancianos.
Los niños, particularmente, están en una condición de vulnerabilidad y requieren de cuidados especiales y de medidas especiales de protección, como lo señala el artículo 19 de la Convención Americana de Derechos Humanos.
Asimismo, exhortamos al Estado para que adopte con carácter de urgencia las medidas que señala la Convención Americana, ratificada por Colombia, en el sentido de prestar con prontitud los cuidados que requieren los niños, niñas y adolescentes, tomando en cuenta su debilidad, inmadurez, inexperiencia y vulnerabilidad en la guerra absurda que sostienen las estructuras paramafiosas en Belén y Altavista.
Las balaceras no se detienen
El martes, los disparos se trasladaron hacia el barrio Concejo, del corregimiento Altavista, es decir, un poco más arriba de la confrontación del fin de semana. Se escucharon en la noche y buena parte de la madrugada. El grupo armado del Concejo, anexo a las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, AGC, repelía el ataque que integrantes de la agrupación criminal La Esperanza, anexa a la unión Chivos-Pájaros, realizaron con fusilería.
La razón: La Esperanza quiere vengar la muerte de un joven de 18 años, ocurrida el lunes en la noche en esa vereda, sector Playa Media, carrera 89A con calle 14.
Es tan compleja la situación que se vive en la zona que Análisis Urbano ha recibido informaciones de que el Bloque Sierra de las AGC que opera en la parte alta de la comuna 8 y que extiende su dominio a Media Luna y el corregimiento de Santa Elena, desde el principio del mes de enero ha enviado no menos de 20 de sus miembros a reforzar a quienes operan militarmente en el barrio El Concejo, La Perla y Nuevo Amanecer. Allí están desde hace tres meses.
Desde entonces, se han cometido ocho homicidios en esos lugares y las desapariciones aumentaron. Cabe recordar que a la fecha, 5 de abril de 2018, el corregimiento Altavista registra 11 asesinatos, siendo la tercera comuna (70) más violenta de Medellín, después de Candelaria, comuna 10, con 27 homicidios; y Robledo, comuna 7, con 20 casos.
Pero la llegada de personal de las AGC, no para. Hace 15 días, La Perla recibió un refuerzo de diez hombres. La guerra va para largo. Se anuncian más refuerzos provenientes del Bajo Cauca antioqueño, arribo de nuevas armas, muchas municiones, balaceras y asesinatos, ante la mirada impotente de la comunidad, que cansada de denunciar los hechos y ver cómo la presencia de la Policía no cambia en nada la situación, acuden a encender velas a todos los santos.
Apunte Urbano
El arribo de personal militar de las AGC desde la comuna 8 y el Bajo Cauca antioqueño a Altavista tendría varios objetivos, a saber: uno sería aportar a una fuerte ofensiva armada que se está gestando para erradicar Los Chivos y sus aliados Los Pájaros; la otra, para dar cacería a Chatán, jefe de Los Chivos, quien se moviliza en la zona en una moto 660 vestido de obrero o mujer, además, dar de baja a Diego Pájaro, quien en la actualidad funge como jefe de Los Pájaros.