El Tarra (Colombia), 2 de enero de 2023.- Bryan siempre quiso estudiar medicina para «ayudar a los que necesitan», pero nació en la olvidada y golpeada región colombiana del Catatumbo, donde escasea la educación superior y la falta de oportunidades condena a los jóvenes a dejar sus estudios y trabajar «en lo que salga», especialmente «raspar» coca.
Alexandra tampoco duda: quiere estudiar ingeniería de sistemas ahora que terminó el bachillerato, cuenta a EFE mientras ayuda en una olla comunal en El Tarra, municipio del departamento de Norte de Santander. «Tengo un hijo, y eso es lo que más me motiva a salir adelante», explica, consciente como Bryan de que acceder a la universidad es algo titánico para ellos.
Pero ambos se muestran esperanzados por la promesa del presidente Gustavo Petro: la Universidad del Catatumbo, una Universidad de la Paz para una zona en la que desde hace décadas no se conoce más que el conflicto armado y la coca como sustento económico.
El Tarra fue escogido para construir la primera sede de esta universidad sobre la que todavía hay más dudas que certezas, pero en la que tanto la administración nacional como la local han puesto la prioridad para que Colombia deje de ver al Catatumbo como el principal almacén de coca.
Tras su llegada al poder y en uno de sus primeros viajes como presidente, Petro aseguró, en medio de un baño de masas, que «es posible un Catatumbo más grande, más poderoso, si del lado del Gobierno somos capaces de producir, de aumentar la productividad de la región, de traer la universidad pública a este municipio».
LUCHAR CONTRA EL DESTINO IMPUESTO
Tanto Bryan como Alexandra no pudieron seguir sus estudios, primero porque no hay oferta de educación superior en su zona, y segundo porque se ven abocados a trabajar en lo que les toque para poder ayudar a sus familias. «En cocina, en la finca, en lo que me salga», insiste Alexandra, que acaba de cumplir 18 años y tiene un hijo de un año y medio.
Los jóvenes del Catatumbo se ven obligados a sumergirse, de una forma u otra, en la economía ilegal que se ha convertido en el sustento de la región: la coca ha permitido un desarrollo que el Estado nunca llevó y da trabajo a quienes no encuentran más oportunidades.
Petro «es el primer presidente que se atreve a tocar las tierras del Catatumbo, (ya que) los presidentes pasados solo decían que ‘los del Catatumbo son guerrilleros'», lamenta Alexandra.
Esta zona es conocida por la alta presencia de grupos armados ilegales, tanto disidencias de las FARC como la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y paramilitares, que se disputan el control de la coca.
De hecho, el Catatumbo es una de las regiones prioritarias del Gobierno de Petro para impulsar su política de «paz total», que no solo busca negociar el fin de la violencia con los grupos armados, sino que engloba estrategias para garantizar el desarrollo de los territorios más abandonados del país, especialmente en materia de educación y salud.
«Nosotros somos personas que queremos salir adelante. Gracias que Petro nos dio esta oportunidad a los catatumberos para salir adelante», aplaude Alexandra, esperanzada ante la posibilidad de estudiar en la universidad y de que su hijo también lo pueda hacer cuando crezca.
TRANSFORMAR LAS REGIONES
Este es un proyecto «realmente para transformar territorio», celebra el alcalde de El Tarra, Yair Díaz. Actualmente «no acceden más del 1 %» de los jóvenes a la universidad más cercana, que es la de Ocaña, detalla a EFE.
El terreno para arrancar la construcción de la Universidad del Catatumbo ya está preparado para «atender las necesidades que tienen los jóvenes de la región: en el caso de El Tarra, tenemos más de 1.500 jóvenes que no han podido acceder a la universidad». A esos se suman otros miles de municipios cercanos, incluidos los de la parte venezolana por la proximidad de la frontera.
También es «una forma de reactivar el tema económico, buscar otras alternativas» a la coca, agrega el alcalde. De momento, la Universidad de la Paz cuenta con un presupuesto de 39.000 millones de pesos (unos 8 millones de dólares) para arrancar con los primeros pasos.
La Universidad de la Paz abrirá «las puertas al conjunto de la juventud del Catatumbo para que pueda estudiar lo que se le dé la gana, porque estudiando lo que se le dé la gana se cursarán las carreras que permitan vincular el saber al territorio; el saber a la tierra; el saber al surco, a la transformación», encomió Petro sobre un proyecto que, si bien requerirá un gran esfuerzo, ha ilusionado a una región que hace décadas solos recibía malas noticias.
Laia Mataix Gómez
EFE