Ciudad de México/Culiacán, 6 ene – A poco más de 24 horas de la detención de Ovidio Guzmán, uno de los hijos del «Chapo» Guzmán más buscados por Estados Unidos, el norteño estado de Sinaloa no ha logrado recuperar la calma totalmente tras la ola de violencia, mientras que el capo se mantiene en prisión preventiva y ha recurrido a amparos para evitar su extradición.
A LA ESPERA DE EXTRADICIÓN
Tras su captura, el también conocido como “El Ratón”, fue trasladado al Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) número 1 del Altiplano -conocido también como el penal de Almoloya-, ubicado en el Estado de México, donde también estuvo recluido su padre, quien se fugó de ahí en 2015.
Tras la audiencia de este viernes, el juez federal Gregorio Salazar ordenó prisión preventiva para el presunto narcotraficante y fijó un plazo de 60 días para que Estados Unidos presente los documentos necesarios para su extradición.
Sin embargo, horas antes un juez de la Ciudad de México concedió un amparo para frenar su extradición inmediata, además de concederle otro amparo para evitar la incomunicación del narcotraficante, lo que le permite contactarse con sus familiares y abogados defensores.
Durante la conferencia matutina, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, y el canciller, Marcelo Ebrard, confirmaron que Estados Unidos solicitó la extradición de Ovidio desde el 2019, pero estimaron que tomaría entre 4 y 6 semanas presentar las pruebas para hacer efectiva esta solicitud.
ALEGAN DEPRESIÓN Y ANSIEDAD
En medios trascendió que la defensa de Ovidio alegó que el capo padece depresión y ansiedad, además de que se recupera de una cirugía, aunque no se especificó de qué era la intervención.
Ante esta situación, los abogados del narcotraficante solicitaron que se le suministren sus medicamentos para tratar sus diversas enfermedades.
Sin embargo, el juez afirmó que se realizarán los estudios necesario al capo para determinar si se le otorgarán los fármacos que la defensa solicita.
REGRESO A LA NORMALIDAD
La detención de Guzmán la madrugada del jueves derivó en una jornada de violencia en Sinaloa, especialmente en Culiacán (capital del estado), Los Mochis y Mazatlán, que se saldó con al menos 29 muertos, una decena de militares y 19 miembros del crimen organizado, informó el Gobierno mexicano.
Los bloqueos de carreteras con vehículos incendiados, las agresiones armadas, el cierre de aeropuertos y la suspensión de actividades empresariales y escolares recordaron al «culiacanazo», los sucesos violentos acontecidos en Sinaloa en 2019 tras la primera detención del narcotraficante, que fue puesto en libertad por orden del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, para evitar muertes civiles.
No obstante, este viernes, el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha enfatizó en una rueda de prensa que ya existían las condiciones de regresar a la normalidad en Sinaloa.
“No hay bloqueos activos que estén bajo el mando de gente armada, tenemos todavía algunas vialidades (afectadas), porque ha sido imposible, no tenemos, por ejemplo, la capacidad de mover un tráiler en la carretera”, explicó.
En tanto, los aeropuertos de Culiacán, Mazatlán, Ciudad Obregón y Los Mochis reanudaron sus operaciones luego de haberlas suspendido la mañana del jueves debido a la violencia que se desató.
La detención de Ovidio sorprendió al ocurrir días antes de la visita a México del presidente estadounidense Joe Biden, con motivo de la Cumbre de Líderes de América del Norte, aunque López Obrador, negó cualquier relación entre los dos hechos.(EFE).