Estambul, 7 nov- La incesante sequía de Estambul, que alcanzó ya niveles amenazantes este verano, no ha tocado aún fin, ante la inusitada ausencia de las lluvias otoñales, con las reservas de agua este miércoles en apenas el 17,1 % de su capacidad, el punto más bajo en una década.
La mitad de los diez embalses que abastecen la ciudad están a menos del 10 % de su capacidad, y el de Sazlidere, en la periferia occidental de Estambul, está incluso en el 2 %, es decir, convertido casi enteramente en una amplia llanura de lodo seco.
El total de agua embalsada a fecha de hoy suma unos 148 millones de metros cúbicos, según los datos de ISKI, la empresa municipal de aguas, una cantidad escasa para esta ciudad de 16 millones de habitantes.
La urbe consume cada día algo más de 3 millones de metros cúbicos, por lo que las reservas no alcanzan hasta finales del año, si antes no llegan abundantes lluvias.
Ya en verano, los expertos alertaron de que se podía avecinar una grave crisis por la escasez de precipitaciones del invierno y primavera pasados, y en agosto, ISKI empezó a implantar medidas de ahorro, como la prohibición de riego de jardines.
Las fuertes precipitaciones a inicios de septiembre en el noroeste de Turquía, que provocaron incluso riadas con varias víctimas, parecían poner fin a la sequía, pero fueron de corta duración y octubre se presentó tan seco y casi tan caluroso como agosto.
Durante el verano, la baja cota de los embalses era comparable a la de 2014, cuando Estambul sufrió una sequía similar, pero aquella terminó en otoño, mientras que actualmente, la bajada de reservas se prolonga hasta fechas desacostumbradas.
En el registro de ISKI, que compara reservas y precipitaciones de los últimos diez años, nunca ha habido un noviembre con una escasez de agua tan preocupante.EFE.