Tokio, 26 mayo de 2024.- Decenas de personas se desplazaron este domingo hasta la floristería Kaori, en la ciudad de Narita, al noreste de Tokio, para dar un último adiós a Kabosu, la perra de la raza shiba inu que inspiró el meme Doge y la criptomoneda Dogecoin.
Residentes locales, japoneses llegados desde otras prefecturas como la de Aichi, a unos 400 kilómetros de la localidad, e incluso extranjeros guardaron diligentemente fila para despedirse del can, que yacía en un cojín en el interior del local, rodeado de flores y mensajes de los dolientes.
Numerosas personas se acercaron al lugar junto a sus mascotas perrunas, de las que en torno a un 80 % eran de la misma raza shiba.
Allí los recibió Atsuko Sato, la dueña de Kabosu, también conocida por el diminutivo Kabo-chan, quien informó el pasado día 24 en las redes del fallecimiento esa mañana de la mundialmente famosa perra, cuya imágenes lleva más de una década viralizada.
La perra murió plácidamente, «como si durmiera», escribió en su momento Sato en una despedida a modo de poema en su blog ‘Paseando con Kabo-chan’. Tenía 18 años.
Nacida el 2 de noviembre de 2005, Kabosu estaba a punto de ser sacrificada cuando fue adoptada por una organización de bienestar animal. Contaba unos 3 años cuando Sato se convirtió en su dueña.
La japonesa llevaba un tiempo subiendo fotografías de la perra en su blog cuando repentinamente se convirtió en un fenómeno en internet por una icónica fotografía, realizada no mucho después de su adopción, cuando aún se estaba acostumbrado a su nuevo hogar, según explicó Sato en entrevistas con medios locales.
Los internautas apodaron a Kabosu ‘Doge’, un juego de palabras que significa ‘perro’, y la convirtieron en un meme global.
Su imagen se utilizaría posteriormente para crear la criptomoneda Dogecoin, en la que el magnate empresarial estadounidense Elon Musk invirtió grandes cantidades, ensalzando aún más su fama.
La perra cuenta incluso con un monumento en un parque de la ciudad de Sakura donde residía, en la prefectura de Chiba (al este de Tokio), donde tiene también su propia tapa de alcantarilla.
EFE