HRW: La pobreza, elemento común de los casos abiertos de violencia sexual en Latinoamérica

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La directora ejecutiva de la división de mujeres de Human Rights Watch, Macarena Sáez, habla durante un entrevista en el marco de la V Conferencia Regional de Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), este 4 de julio de 2024., en Cartagena (Colombia). EFE/Ricardo Maldonado Rozo

Cartagena de Indias (Colombia), 4 de julio de 2024.- La pobreza se mantiene en 2024 como el denominador común de los catalogados como peores casos de violencia sexual contra mujeres y niñas que siguen abiertos en Latinoamérica desde 2017, alertó Human Rights Watch (HRW).

Así lo denunció en una entrevista con EFE la directora ejecutiva de la División de Mujeres de HRW, Macarena Sáez, quien especificó que no se trata de casos aislados, pues «la pobreza no es un problema de mala suerte en la región, sino que tiene que ver con unas condiciones estructurales de doble y triple discriminación».

En ese sentido, se trata de una discriminación «que tiene que ver con la raza, la etnia, la orientación sexual y la identidad de género».

Sáez participó en un evento paralelo a la V Conferencia Regional de Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe, celebrada en Cartagena de Indias, de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

En el encuentro ‘Causa Abierta’, organizado por la Articulación Feminista Mercosur (AFM), presentaron un informe donde analizaron diez casos de violencia sexual a mujeres y niñas en América Latina que permanecen abiertos y «lo único que los relaciona es la pobreza», agregó Sáez.

«Una vergüenza para la región»

Entre los diez casos que seleccionaron, destaca el de las 41 niñas guatemaltecas que murieron en un incendio tras manifestarse por violaciones sexuales dentro del lugar donde vivían, el Hogar Virgen de la Asunción.

El edificio estaba bajo la gestión de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia, y la protesta estuvo seguida de una fuga masiva que concluyó con la captura violenta de las niñas por parte de la Policía y su encierro en un salón de 47 metros cuadrados donde empezaron las llamas la mañana siguiente.

En el encuentro destacaron los testimonios de algunas sobrevivientes, quienes contaron que cuando pidieron a la Policía que las dejara salir escucharon frases como: «Que sufran esas desgraciadas», lo que Sáez tildó como «una vergüenza para Guatemala y para la región».

«¿Y si las niñas hubieran estado en el percentil del 1 % económicamente más alto de Guatemala? ¿Quiénes habrían estado detrás de esas causas judiciales y quiénes habrían sido los abogados detrás? ¿Cómo habrían actuado los servicios médicos?», cuestionó Sáez.

Además añadió que «lo de Guatemala no es un hecho aislado» y que por la dimensión del incendio se pasó por alto la razón detrás de las protestas de las niñas, que se manifestaron denunciando malos tratos y violencia sexual que sufrían dentro del centro.

Acción de los Gobiernos

La abogada de HRW, por otro lado, criticó que en estos eventos, como la cumbre de la Cepal, aunque se abordan temas urgentes, no existe el apoyo financiero necesario para ello: «La gran pregunta que tenemos que hacerles a los Estados es cuánto están dispuestos a invertir en la igualdad”.

«Si esos compromisos no se traducen en partidas presupuestarias significativas que vayan a las carteras correspondientes de los Gobiernos para capacitación y en proyectos de ley, se ve que no hay voluntad política para impulsarlos», dijo.

Sáez alertó que estos casos seguirán abiertos hasta que «llegue el día en que las mujeres no tengamos que diseñar nuestra ruta pensando en si vamos a sufrir violencia sexual y cuando no tengamos que diseñar nuestras ciudades pensando en qué calles tiene que estar iluminadas».

Paula Cabaleiro

EFE