Río de Janeiro, 1 sep – Los incendios de la Amazonía brasileña se dispararon un 120 % en agosto frente al mismo mes del año pasado, producto del intenso período de sequía que se registra este año, según datos oficiales divulgados este domingo.
En relación con julio, las llamas aumentaron un 234 %.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Investigaciones (INPE, por sus siglas en portugués), la selva tropical más extensa del planeta registró 38.266 focos de incendio en agosto, el número más alto para el mes desde 20l0.
En total, la Amazonía brasileña suma 63.189 focos de incendio en el año, el doble de los registrados en el mismo periodo de 2023 y el más alto de los últimos 14 años.
Los expertos atribuyen las llamas a la intensa ola de calor que se vive en el bioma, que ha sido superior a la del promedio y que ha desatado con fuerza los incendios desde julio en la selva, un efecto de los cambios climáticos que vive el planeta.
En agosto, la gran mayoría de los incendios se concentraron en la parte sur del bioma en tres estados: Pará, Amazonas y Mato Grosso.
Según el Gobierno, la cuenca del Amazonas se enfrenta a la peor sequía en 45 años.
La situación ya se ve en algunos ríos como el Solimões, que ha visto caer el nivel de sus aguas en 93 centímetros, algo que no ocurría desde 2010 y que se vive especialmente en el área que circunda el municipio de Tabatinga, fronterizo con Colombia, según datos del Servicio Geológico de Brasil.
Ante la previsión de lluvias por debajo de lo esperado para las próximas semanas, los expertos consideran que la situación puede empeorar en el Solimões y afectar otros ríos como el Negro, el principal afluente del río Amazonas.
Los incendios han cambiado los «ríos voladores» que llevaban la lluvia de la Amazonía a otras zonas del país y del continente en corredores de humo.
Hace apenas dos semanas esa humareda viajó cientos de kilómetros y cubrió el cielo de algunas regiones del sur de Brasil.
Para la experta Helga Correa, especialista en conservación de la organización ambientalista WWF-Brasil, la sequía extrema que azota al bioma desde 2023 es una combinación de un fenómeno El Niño «intenso» con el cambio climático y las acciones humanas.
La experta explica que esto se ve particularmente por la deforestación acumulada en la zona más afectada de la Amazonía brasileña, lo que reduce su capacidad para producir lluvia y humedad.
EFE