Chauen (Marruecos), 1 sep – La historia de la mezquita española ‘Bouzafar’ de Chauen es un misterio. Después de haber sido boicoteada durante décadas al ser construida por el Protectorado español (1912-1958), los fieles marroquíes empezaron en los últimos años a cumplir en ella las cinco oraciones musulmanas diarias.
Existen varias narraciones sobre el origen de esta mezquita situada en lo alto de una colina en la ciudad rifeña en el norte de Marruecos; la mayoría coinciden en que fue construida a finales de 1920 por orden del militar Osvaldo Fernando Capaz (1894-1936), que fue jefe militar en la ciudad de Chauen, con el objetivo de ganar la simpatía de los vecinos marroquíes.
Boicoteada por los fieles
«Capaz construyó esta mezquita aquí y otras dos fuera de la ciudad para que los marroquíes no piensen que los españoles habían llegado a Marruecos para quitar el islam. Quería dar una buena imagen de España», cuenta a EFE, Ali Raisuni, considerado el historiador de Chauen.
Tras su construcción, se había designado a un alfaquí conocido con el nombre de Ezzannan para asumir la función de almuédano de la mezquita pero aún así los vecinos se negaron a rezar en ella entonces, relata Raisuni desde su casa en Chauen, donde guarda el mayor archivo de la ciudad.
Chauen fue fundada en 1471 por el emir Muley Ali Bin Racid -descendiente de uno de los santos musulmanes de la zona que también vivió un tiempo en la península ibérica durante la época de los reinos de taifas-, y fue la última ciudad marroquí en ser ocupada durante el Protectorado español.
Mohamed Saad Alami, que fue alcalde de la ciudad durante casi veinte años, explica a EFE que esta mezquita al ser construida por los cristianos, algo nada común en aquel momento, los vecinos musulmanes «dudaron de sus intenciones y la boicotearon».
Otras teorías apuntan que los habitantes pensaban entonces que la mezquita fue usada para propósitos de espionaje.
Sobre la etimología del nombre de la mezquita hay también varias teorías, algunas de ellas indican que la palabra ‘Bouzafar’ significa en dialecto marroquí «un hombre de gran mostacho», en referencia al ingeniero español que supervisó la construcción del edificio y, según se cuenta, tenía un gran bigote.
¿Mezquita o ermita?
Con el paso del tiempo, la mezquita quedó abandonada, casi en ruinas y sin ningún mantenimiento hasta que a partir de 2007 se sometió a labores de restauración y conservación, pero entonces surgieron dos opiniones distintas sobre el lugar: unos proponían convertirla en un museo o centro cultural, y otros querían que se mantenga como mezquita. Al final se decidió que siguiera como un templo musulmán.
«Nosotros, los habitantes de la ciudad, habíamos firmado una petición a las autoridades pidiendo que este edificio siga siendo como mezquita», cuenta a EFE uno de los trabajadores del templo mientras abría sus puertas pocos minutos antes del tiempo de la oración de la media tarde ‘Asr’.
El imán de la mezquita aseguró a EFE que en ella se celebran las cinco oraciones diarias, salvo el rezo del mediodía del viernes porque el sitio no puede abarcar un número grande de fieles.
Situada sobre una colina que domina la ciudad turística de Chauen, este pequeño edificio se destaca por una arquitectura distinta de la del resto de las mezquitas de la ciudad, algunos la comparan incluso a una iglesia. El guía turístico local Abdeslam Moudden cree que este edificio en el pasado fue «el proyecto de una ermita».
«Los españoles cuando tomaban alguna ciudad, lo primero que hacían era construir una ermita en el lugar más alto», señala.
Más allá de su misterioso origen, la mezquita española ‘Bouzafar’ constituye actualmente uno de los monumentos emblemáticos de la ciudad azul de Chauen.
Fatima Zohra Bouaziz
EFE