Relator de la ONU: «Colombia es un país donde la aporofobia es un problema real»

Bogotá, 5 sep – A ojos de la ONU, Colombia tiene un sistema institucionalizado de «castas» o «estratos» que provoca que las diversas clases sociales vivan en universos paralelos y donde se enquistan problemas como la aporofobia, el odio al pobre, según explica en una entrevista con EFE el relator especial de la ONU sobre la extrema pobreza y los derechos humanos, Olivier de Schutter.

«Creo que fuera de Colombia es imposible encontrar un sistema en el que esté tan claramente institucionalizada la segregación social», alega el relator belga, quien este miércoles acabó una visita de diez días a Colombia, invitado por el Gobierno de Gustavo Petro.

El experto considera que mientras que la mayoría de gobiernos de los países donde existe una segregación social tratan de erradicarla, «en Colombia los gobiernos por muchos años han apoyado este sistema y basado su protección social en la ratificación de los estratos sociales».

Se refiere al modo en que la población está clasificada en estratos -del 1 (bajo) al 6 (alto)-, un hecho anodino pero que se instauró hace años con buenas intenciones: intentar que los barrios de estratos más altos financiaran, al pagar más por los servicios públicos, a los más bajos.

«La intención inicial era buena, pero ha evolucionado en una sociedad segregada en la que las interacciones entre los ricos y los pobres son muy limitadas», apunta De Schutter.

La aporofobia

Al vivir en mundos diferentes y puesto que Colombia sigue siendo uno de los países más desiguales del mundo, pues «como resultado de la ausencia de interacciones sociales entre los diferentes grupos sociales se crean estereotipos negativos sobre las personas que viven en pobreza».

«Al igual que tenemos racismo, machismo u homofobia, hay aporofobia», recalca.

La aporofobia, como la definió la filósofa Adela Cortina, es un odio, aversión o rechazo a las personas en situación de pobreza y en Colombia, según el relator de la ONU, estos «estereotipos negativos sobre los pobres son un problema real».

«Las políticas sociales han estigmatizado a la gente pobre simplemente porque pertenecen a barrios de estrato uno o dos o porque pueden beneficiarse de un programa social», por lo que por un lado es el mismo sistema de ayudas sociales el que la «alimenta» y «refuerza», explica.

Poco progreso social

Además de este sistema estratificado y a esta brecha entre muy ricos y muy pobres, Colombia es el país del mundo con menos movilidad social: «se necesitan once generaciones en Colombia para que una persona que nazca en el grupo del 10 % de menos recursos tenga la misma oportunidad de conseguir un ingreso medio que el resto de la población», señala De Schutter.

Los «estereotipos negativos sobre la gente que vive en la pobreza hacen muy difícil que los niños que vienen de familias de bajos recursos sueñen con un futuro diferente para sí mismos, y esa es la principal razón por la que la pobreza se perpetúa de una generación a otra», apunta el belga.

El conflicto, que deja 8,6 millones de desplazados, y la cantidad de personas que viven en terrenos que no son de su propiedad o esperan que les legalicen sus viviendas también ahonda un problema, el de la pobreza, que tiene luces y sombras.

Pues los números indican que desde hace más de una década las cifras mejoran y el actual Gobierno de Gustavo Petro ha pisado el acelerador: la pobreza monetaria disminuyó en Colombia del 36,6 % de la población en 2022 al 33 % en 2023, y la pobreza extrema se redujo del 13,8 % al 11,4 %.

Pero estos indicadores «son muy engañosos», pues «el progreso es muy desigual y algunos grupos de población están siendo dejados atrás, particularmente los afrodescendientes, los pueblos indígenas, las mujeres y especialmente en zonas rurales». La pobreza en algunos de estos grupos supera el 50 %.

«No hay una varita mágica o una bala de plata para erradicar la pobreza de la noche a la mañana, pero claramente abandonar el sistema de estratos, la división de la gente en castas, realmente debería ser una prioridad», concluye el experto de la ONU que confía en que el actual Gobierno acelere este objetivo.

Irene Escudero

EFE