Montevideo, 21 sep- El «terror social» que, cual espectro, sobrevuela las páginas de la argentina Mariana Enríquez se torna obra teatral en una adaptación uruguaya de seis cuentos de ‘Las cosas que perdimos en el fuego’, que somete a los espectadores a un «cimbronazo constante».
Los sospechosos sonidos de cadenas en el patio del nuevo vecino, la escalofriante desaparición de un niño pobre que carcome a su vecina y la extrema protesta de las «mujeres ardientes» con sus voluntarias hogueras son hilos en la telaraña que teje Enríquez en un libro de 2016 que vuelve a las tablas con una obra «ambiciosa».
Una propuesta ambiciosa
Así lo asegura en diálogo con la Agencia EFE el dramaturgo y director uruguayo Leonel Schmidt, quien «en plena pandemia» en 2020 leyó, al principio con aprehensión por no ser afín al género del terror, los 12 cuentos que, por considerar «muy teatrales» quiso llevar a una nueva adaptación.
«De ahí surge la idea de transformarlo en teatro en una propuesta también un poco ambiciosa, como siempre comentamos con Mariana desde que me contacté, porque se han hecho adaptaciones pero de un cuento, tres adaptaciones en Brasil y Argentina, y nosotros decidimos hacer de seis», explica.
Tras obtener el permiso, «enseguida» luego de contactarla con la idea, de la periodista y escritora galardonada recientemente con el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso, el director se topó, sin embargo, con la difícil tarea de seleccionar a los mejores para llevar a escena.
«Los volví a leer varias veces hasta que en un momento, de esos que se te prende la lamparita, dije ‘es teatro, además de verse se escucha siempre’ y decidí comprar el audiolibro y ahí fue donde fui sacando algunos, diciendo ‘este sí, este no’ por cómo se escucha», asegura.
Hilar fino
Galardonado con el Premi Ciutat de Barcelona en 2017, ‘Las cosas que perdimos en el fuego’ recoge historias que, como resalta Schmidt, tienen «la potencia» de una narrativa en la que Enríquez mecha el terror con la realidad cotidiana y «habla sobre la pobreza, la violencia, los feminicidios, temas políticos o las dictaduras y los desaparecidos».
Apasionado por su literatura, el dramaturgo dice que en un proceso que giró en torno a trasladarla «a otro lenguaje artístico», manteniendo su riqueza, decidió hilar los cuentos ‘El chico sucio’, ‘La hostería’, ‘El patio del vecino’, ‘Bajo el agua negra’ y ‘Las cosas que perdimos en el fuego’ con la ayuda de un nuevo personaje.
«Están separados, pero al mismo tiempo unidos por una narración de un personaje en el plano de los espectadores que es una antropóloga, porque lo que trabaja Mariana es puramente esencia humana», expresa.
Vestida de traje blanco, esta aparece con intervenciones que se sirven de la ciencia o la historia y van hilando las historias en una especie de juego.
Un cimbronazo constante
Cuestionado sobre si se trata de una obra de terror, Schmidt responde que sí, pero aclara que no es «efectista» como la famosa de Broadway ‘Sleep no more’ sino de «terror social»: «Entonces no creo que alguien pase un miedo, pero sí un cimbronazo constante, que es con lo que yo definiría la obra».
Clasificada como para mayores de 18 años, al igual que el libro, el director asegura que la que supone su séptima obra puede pasar a ser su «favorita» y, con las entradas para verla en el Teatro Solís, donde ya estrenó, agotadas -algo que, estima, se debe más bien al fenómeno de los numerosos fanáticos de Enríquez- dice estar «100 % conforme» con el resultado.
«Siempre uno quiere perfeccionar y mejorar, pero voy a hacer futurismo de que a la obra le va a ir bien y que va a interpelar», alega sobre una pieza que, más allá de su efecto de «cimbronazo», entiende que impactará tanto a la sociedad uruguaya como «en cualquier parte del mundo» por abordar temas que son esencialmente humanos.
«Creo que funciona en donde sea, porque intentamos en la puesta ir a la esencia de que lo que pasa ahí es pura responsabilidad de los seres humanos, de lo que somos», puntualiza quien remarca que la temática de los desaparecidos, presente en uno de los cuentos, «interpela en cualquier país».
Solo resta, entonces, que al igual que los miles de seguidores de la autora, emocionados por la semana ‘Espectro Enríquez’ en Uruguay, que fueron a experimentarla, otros se vean atraídos por ver una obra única en la que lo terrorífico de lo real sobrevuela la sala.
Alejandro Prieto
EFE