Inseguridad y corrupción coparán el interés en campaña para los comicios locales de Chile

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Una mujer camina frente a un afiche con propaganda electoral, este viernes en Santiago (Chile). EFE/ Elvis González

Santiago de Chile, 27 de septiembre de 2024.- Los chilenos elegirán dentro de un mes a 345 alcaldes y 16 gobernadores regionales en unos comicios considerados un termómetro de la presidenciales de 2025 y marcados por el aumento de la delincuencia y por uno de los más grandes casos de corrupción de la historia reciente de Chile, que salpica a la élite del país.

La campaña comenzó el pasado 28 de agosto, pero el periodo para la propaganda electoral arrancó este viernes y las calles y plazas se llenaron desde primera hora de la mañana de carteles y afiches con las caras de los candidatos.

Al igual que en 2021, las elecciones se celebrarán en dos días (26 y 27 de octubre), pero a diferencia de entonces, estas serán las primeras municipales y regionales realizadas con el nuevo sistema de voto obligatorio, reestablecido en 2022 después de 10 años de participación voluntaria.

«Chile enfrenta estas elecciones en un clima de desconfianza en el sistema. Los partidos han tenido dificultades para enfrentar los problemas más acuciantes de la ciudadanía, y la distancia con ella solo crece. No sorprende que hayan crecido los candidatos independientes», dijo a EFE Rodrigo Pérez de Arce, investigador del centro Faro de la Universidad del Desarrollo (UDD).

Oficialismo unido y oposición fragmentada

La amplia y diversa coalición que gobierna Chile, integrada por el Frente Amplio del presidente Gabriel Boric, el Partido Comunista y las fuerzas de la centroizquierda, concurrirá unida a las municipales.

Lo hará junto a la Democracia Cristiana, que no forma parte del Ejecutivo, pero es su aliada en muchas votaciones.

En las regionales no consiguieron llegar a acuerdos, lo que podría ser un impedimento para revalidar el amplio triunfo de 2021, cuando la izquierda y el centro se hicieron con todas las regiones, menos la sureña Araucanía, gobernada por el liberal Luciano Rivas.

«Las izquierdas tendrán que maniobrar con la baja popularidad del Gobierno, sobre todo en el ámbito de la gestión y la seguridad. Al menos, debieran apuntar a retener municipios importantes para ellos, como Valparaíso, Ñuñoa, Maipú o Santiago. En caso contrario, creo que habrá caras largas en esa coalición», indicó Pérez de Arce.

La fragmentación y el conflicto en la derecha es total tanto en municipales como regionales: las fuerzas del ala tradicional agrupadas en Chile Vamos (Renovación Nacional, UDI y Evópoli) no lograron ponerse de acuerdo ni con la ultraderecha (Partido Republicano y Partido Social Cristiano) ni con el Partido de la Gente.

Para el exdiputado y experto electoral Pepe Auth, la atomización «está motivada, más que en la aspiración a gobernar regiones, en la necesidad de posicionar liderazgos para las parlamentarias de 2025».

«A la derecha no le va a ir bien porque no se presenta de manera cohesionada y no está actuando de manera proactiva. Probablemente el sector que salga beneficiado con toda esta división sea el Partido Republicano», afirmó a EFE Octavio Avendaño, académico de Universidad de Chile.

Inseguridad y corrupción

La crisis de seguridad que vive Chile desde hace un tiempo por la llegada del crimen organizado trasnacional es uno de los temas estrella de la campaña y, según los expertos, podría perjudicar a los candidatos oficialistas.

La sensación de inseguridad no para de crecer y el crimen se ha convertido en la mayor preocupación ciudadana.

«En el oficialismo hay ánimo bajo, estamos en el último tramo del mandato, hay convencimiento de que no se pueden hacer tantos cambios como se creía y la lucha contra la delincuencia le ha quitado toda la energía al Gobierno», apuntó a Jeanne Simone, de la Red de Politólogas y la Universidad de Concepción.

El país está conmocionado también por el llamado «Caso Audios», una mega trama de corrupción y tráfico de influencias en la élite, que incluso ha salpicado hasta la Corte Suprema y de la que aún no se conocen todas sus aristas.

El caso afecta especialmente a la derecha tradicional, ya que  su protagonista, el abogado Luis Hermosilla, fue asesor en el Ministerio del Interior cuando este estaba dirigido por el ultraconservador Andrés Chadwick durante el segundo Gobierno de su primo, el expresidente Sebastián Piñera (2018-2022).

«Frente a un Gobierno tan debilitado como el de Boric, la derecha no ha logrado canalizar el descontento ciudadano. No ha sabido llevar adelante una agenda alternativa a la agenda del Gobierno, que es muy confusa, y ahora le ha estallado el Caso Audios», subrayó a EFE Avendaño.

María M. Mur

EFE