Derecho a la vivienda: una veintena de manifestaciones inundan las calles de Portugal

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'Una casa para vivir' es el reclamo que este sábado ha llevado a la movilización de la población de más de una veintena de ciudades en Portugal, que piden un mayor control de los precios de los alquileres, el fin de la especulación y aumentar el parque de vivienda pública. En la foto, manifestación a su paso por la avenida Almirante Reis, en Lisboa. EFE/Carlota

Lisboa, 28 sep – ‘Una casa para vivir’ es el reclamo que este sábado ha llevado a la movilización de la población de más de una veintena de ciudades en Portugal, que piden un mayor control de los precios de los alquileres, el fin de la especulación y el aumento del número de viviendas públicas.

Las protestas, convocadas a diferentes horas, han tenido lugar en ciudades como Lisboa, Oporto, Aveiro, Beja, Braga, Coimbra, Évora, Faro, Funchal y Viana do Castelo y han llevado a las calles a miles de personas.

La petición en todos es la misma: que el Gobierno resuelva la crisis de vivienda que sufre el país desde hace años a través de la regulación de los alquileres, que no se realicen desahucios, que se reviertan «inmediatamente todas las formas de licencias para la especulación turística» y que se aumente el parque de vivienda pública, entre otras.

Andrés Escoval, portavoz del movimiento social luso Porta a Porta, aseguró en declaraciones a EFE en la protesta de Lisboa que es necesario que el Ejecutivo, actualmente liderado por el primer ministro conservador Luís Montenegro, tome medidas.

«Esta situación es insostenible y lo que le pedimos al Gobierno es que regule los alquileres, aumente la duración de los contratos y ponga los beneficios de la banca a pagar», resumió.

Pese a que esta crisis se arrastra desde hace varios años, los manifestantes alertaron de que la situación va a empeorar con el Ejecutivo de Montenegro, que asumió funciones en abril y que ya ha anunciado varias propuestas.

Dichas medidas incluyen una tasa máxima del 15 % del impuesto sobre la renta hasta los 35 años de edad y la construcción de más vivienda pública, pero también la limitación de las comunidades de vecinos a la hora de revocar las licencias de pisos turísticos.

A juicio de Escoval, es necesario que las medidas anunciadas sean «trabadas y revertidas con urgencia» y el Ejecutivo intervenga en el mercado.

Otro de los miles de manifestantes que hoy salieron a las calles de Lisboa era Diogo Monteiro, de 28 años, que, cobrando cerca de 1.200 euros netos al mes con su trabajo como funcionario, no ve viable independizarse con los precios que hay en la capital.

Aseguró a EFE que solo lo hará si logra encontrar un apartamento que pueda compartir con sus amigos o su pareja.

Su amiga, Marta Mialla, de 29 años, es diseñadora gráfica y se queja de que pagando 510 euros al mes por una habitación en el centro de Lisboa no le es posible ahorrar.

«Una persona joven gana máximo 1.200 euros al mes, y con 510 euros, más la comida y todo lo demás, es impensable ahorrar dinero», explicó a EFE.

Tanto Diogo como Marta añadieron a las peticiones de la protesta mayores ayudas fiscales y un aumento de los salarios.

Junto a ellos, los manifestantes, que portaban cientos de pancartas, gritaban lemas como «una casa para vivir no es especular» o «nuestros barrios no son vuestros negocios».

Esta es la tercera gran manifestación en un año que ha movilizado a varias ciudades a la vez por la crisis de vivienda que se agudiza cada año en Portugal, con subidas de precios tanto para compra como para alquilar que no son acompañadas por incrementos equivalentes en los salarios.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) luso, el Índice de Precios de la Vivienda de Portugal aumentó un 7,8 % en el segundo trimestre de 2024 respecto al mismo período del ejercicio anterior, ocho décimas por debajo de la tasa registrada en los tres primeros meses del año.

El salario mínimo en Portugal está en 820 euros después de las sucesivas subidas aplicadas por los gobiernos socialistas del anterior primer ministro, António Costa, que lo incrementaron en un 62 % en un período de nueve años.

EFE