Bebé herida y sin padres en la Bekaa: el impacto de los ataques en las víctimas

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Enfermeras trabajando en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) pediátrica del Hospital Dar al Amal en Baalbek, en el este del Líbano, el 1 de noviembre de 2024. EFE/Noemí Jabois

Baalbek (Líbano), 3 nov – La pequeña Nasif, la cara oscurecida por el antiséptico, duerme ayudada por la morfina que le suministran en el hospital de Baalbek, en el este del Líbano, donde fue admitida en los últimos días tras ser víctima de un bombardeo israelí que ha matado a casi toda su familia.

Esta semana, los cazas de Israel han descargado su furia contra esta región cercana a la frontera con Siria, lanzando decenas de ataques que solo el viernes dejaron más de medio centenar de muertos y de 70 heridos en diferentes puntos de la provincia de Baalbek-Hermel, según datos oficiales.

En la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) pediátrica del Hospital Dar al Amal, las enfermeras piden silencio entre susurros para no despertar a Nasif, que con tan solo tres años se ha quedado huérfana a causa de los bombardeos y acumula múltiples secuelas en su cuerpecito.

«Sin duda necesita a su madre y padre en este momento. Su padre, madre y hermanos murieron», explica a EFE la enfermera en jefe de la UCI, Fatima Ismail. Solo una de sus hermanas sobrevivió a la masacre y está ahora bajo el cuidado de sus abuelos, según la sanitaria que atiende a esta bebé de nacionalidad siria.

Muchos menores heridos

El día del ataque aéreo, Nasif llegó a Urgencias y fue trasladada a la unidad donde aún permanece ingresada, «semiconsciente» y con dolor «severo», descansando en una habitación sin ventanas, de cara a la pared adornada con dibujos de muñecas y mariposas.

«Fue sometida a una cirugía, ya que tenía una fractura en el lado derecho con una herida abierta y la paciente tuvo una laparotomía, tiene una lesión hepática (…) También tiene una sutura frontal con hematoma subdural», enumera Ismail.

No saben cuánto tiempo tardará en recuperarse, pero por ahora deberá seguir en la UCI.

«Estamos tratando de proporcionarle todo lo que podemos y todo lo que tenemos para compensarla. Darle los cuidados que necesita para que cuando sea la hora salga de nuestra sala de emergencias sin complicaciones», comenta.

El oriental Valle de la Bekaa ha sido desde el inicio una de las tres regiones libanesas más castigadas por la campaña de bombardeos israelíes iniciada el pasado 23 de septiembre, pero esta semana sus aviones de combate se ensañaron con especial fuerza contra esta zona de montaña.

En este contexto, el Hospital Dar al Amal, ubicado en una de las principales ciudades del valle, ha recibido a entre 600 y 700 heridos, de acuerdo con su director general, Ali Allam.

«En los últimos días, muchas personas volvieron a sus casas y el impacto (de los bombardeos) fue contra viviendas determinadas. Desde entonces, empezaron a llegar al hospital bastantes personas heridas, entre ellas muchos menores», afirma el médico a EFE.

Huida de personal

Aquí y allá, en una orilla o en la otra, la carretera que atraviesa la Bekaa está salpicada de inmuebles destruidos, sobre todo en el último tramo antes de llegar a Baalbek, capital de la provincia donde se ha concentrado la oleada de bombardeos estos últimos días.

La propia ciudad recibió una orden de evacuación israelí a mitad de semana, la primera desde el estallido de la guerra. Miles de vecinos huyeron, pero el hospital universitario que dirige Allam sigue operando en medio de la ofensiva aérea.

Algunos de sus médicos se han marchado debido a los recientes avisos del Ejército israelí, aunque el director general asegura que siguen teniendo personal suficiente para cumplir con su cometido y tampoco les faltan suministros.

El cuadro médico había permanecido intacto durante las explosiones en cadena de miles de aparatos de comunicación en manos de integrantes del grupo chií libanés Hizbulá, que azotaron la Bekaa y otras regiones del país a mediados de septiembre, causando varios miles de heridos.

«Dos o tres días después, se desató la guerra y se marchó casi el 60 % del equipo médico; se marcharon y nos obligaron a trabajar con el 30 o 40 % del equipo. No solo los doctores abandonaron el hospital, sino también los heridos», reconoce el director.

«En diez días, la gente volvió a sus casas, y entre el 85 y 90 % del equipo médico regresó. Pero con los avisos de evacuación (de estos días), se fueron algunos» de nuevo, concluyó.

Noemí Jabois

EFE